Dejad comprar a las universidades los derechos de cobrar impuestos a sus exalumnos
Idea revolucionaria para mejorar el rendimiento educativo
Reemplaza al gobierno como agente de carrera
En su artículo Replace Govt as Career Agent1 el polifacético Robin Hanson (Gran Filtro, futarquía, grabby aliens, criminal vouchers, etc) propone que, similarmente a como un sponsor deportivo o el agente de un actor cobran una parte del sueldo de su aconsejado, podría venderse los derechos de cobrar impuestos sobre alguien a un tercero, dándole así incentivos para que éste mejore su rendimiento. En esta entrada voy a tratar una versión de esta idea centrada en la educación aplicando el disclaimer habitual en este blog: todo lo bueno es gracias al autor de referencia y todo lo malo es culpa mía.
Bueno, ¿de qué se trata la idea?
Se trata de permitir a institutos y/o universidades y/o similares a comprar (tal vez con un descuento) los derechos de cobro del IRPF (o un impuesto similar, quizás un agregado de varios) sobre sus alumnos.
Supongamos que una persona, durante toda su vida, fuera a pagar 100$ ($ es unidad monetaria arbitraria) en IRPF. Propongo que si cursa un grado en una universidad (por ejemplo) ésta pueda pagar al Estado x·95$ con x ∈ [0,1] a cambio de obtener en el futuro un x% del IRPF recaudado de su ex alumno. Este modelo podría implementarse, para evitar ciertos fallos que luego comentaremos, no a alumnos concretos sino a clases en agregado.
Exposición de motivos
Casi todo el mundo quiere mejorar la calidad educativa, y como casi siempre que se habla de mejorar algo existen dos ramas al razonar:
Intervencionismo: vamos a diseñar un plan de estudios mejor y obligar a los centros educativos a enseñarlo.
Darwinismo de mercado: vamos a dejar competir a los centros educativos para que aquellos que mejores planes ofrezcan se reproduzcan y acaben con los peores.
Aunque me hallo mucho más cerca de la segunda posición es cierto que hay motivos para pensar que la mera descentralización y competencia no serían suficientes para alcanzar un óptimo (en especial en zonas poco densamente pobladas), para profundizar en esto ver Bryan Caplan, Tiebout Was Wrong, But Why?.
La idea intuitiva es que la evolución -de instituciones- premia la supervivencia y reproducción, que no siempre está alienada con ofrecer un servicio óptimo. Por ello propongo una forma de incentivar a los centros educativos a mejorar su educación, sin necesidad de que un tercero, por ejemplo, califique desde un despacho cada centro y decida darle o no ayudas.
Un axioma clave para esta exposición es que una mejor educación se va a medir en un aumento en los ingresos del estudiante. Esto es obviamente falso al menos de manera parcial, pero no debería suponer un gran problema.
Profundizando en la mecánica
Como el lector podrá haber deducido, si se compraran los derechos de cobro sin descuento la universidad saldría ganando o perdiendo en función de cuánto mejore su estudiante respecto a las expectativas que se tenían de él. Si la universidad hace un trabajo enseñando por encima de la media entonces los ingresos de sus alumnos subirán y la universidad ganará dinero; si pasa lo contrario perderá. A día de hoy no es poco común que se mire el sueldo medio de los egresados de cierta universidad (en especial de las TOP) a la hora de elegir por parte de los alumnos, lo que aquí se propone es reforzar ese incentivo.
Un efecto colateral es que la x elegida por cada centro también actúa como una señal honesta costosa2: si un centro decide comprar un % muy pequeño, ¿por qué puede ser? Quizás es por principios (rechazan de raíz esta idea mercantilista y alienante) o quizás es porque tienen poca confianza en hacer su labor mejor que la media. De esta forma mandan una señal muy difícil de falsificar que los estudiantes pueden tener en cuenta a la hora de elegir centro.
Ahora bien, cuando hablo de “mejor que la media” es importante remarcar que este sistema se cimenta en la idea de que podemos conocer la recaudación que se tendrá de cada alumno. Obviamente siempre existe incertidumbre, pero confío en la ley de los grandes números y un análisis basado en la renta familiar, barrio en el que se vive, test de IQ y otras herramientas similares para obtener una estimación aproximada. Por lo tanto al hablar de “media” no me refiero al rendimiento medio de todo el país, sino al rendimiento medio que obtendrían de los distintos centros alumnos de características (ingresos esperados) similares.
El hecho de proponer comprar con descuento está pensado para llevarse a cabo de manera simultánea con una reducción de la financiación directa (pública), así los centros ganan un incentivo a comprar estos derechos. Por ejemplo, si esta ayuda fuera de 5$ por alumno, volviendo al ejemplo anterior, y los ingresos esperados fueran de 100$, se venderían los derechos de cobro por 95$ (si elimináramos por completo la financiación directa, claro), de forma que el centro educativo ganará o perderá dinero en función de cuánto más o menos gane el alumno respecto a 100$, y no respecto a los 95$.
Problemas
No es difícil plantear mil y un problemas al sistema propuesto, en especial a este borrador tan poco pulido. Mi idea no es presentar una reforma, sino hacer pensar al lector en una línea que me parece interesante. Aún así me parece de interés presentar los posibles fallos que se me ocurren, expuestos por orden decreciente de importancia:
El principal problema me parece de coordinación entre distintos centros: A lo largo de la formación de una persona ésta pasa por diferentes instituciones (instituto, universidad, etc) y a veces por varios centros para el mismo nivel (cambio de universidad, por ejemplo). Para que el sistema funcione sería necesario poder aislar de alguna forma la contribución a la educación de cada centro, lo cual se me hace complicado a no ser que mucha gente que cursa en el centro A luego lo haga en el B, de forma de que podamos establecer cierta estadística.
Explotación de la asimetría de renta: La idea básica a lo largo del post es que la universidad ganará o perderá dinero en función del desempeño respecto a la media de sus alumnos, pero este desempeño no es simétrico. Si la media es 100$, es posible que algunos centros con un rendimiento deficiente consigan que sus alumnos coticen algo por debajo, quizás un 10% más bajo o un % de ese orden. Las desviaciones aleatorias hacia abajo también juegan en esa liga, porque en el peor de los casos hay una cota inferior que es 0. Sin embargo las desviaciones aleatorias hacia arriba no tienen cota, un alumno con una media estimada de 100$ podría aportar 100.000.000$. De hecho, aunque sea raro, este tipo de eventos no son cisnes negros, sabes que alguna vez van a ocurrir. Una solución podría ser usar (total o parcialmente) la mediana en vez de la media, o restringir los derechos de cobro a parir de cierta renta (por ejemplo, a partir de 200$ el Estado vuelve a cobrar todo o al menos una parte mayor de la recaudación que había vendido). Esto me preocupa no tanto pq reduce la financiación del Estado, sino porque podría aportar tales recaudaciones a los centros educativos que podrían perder su incentivo a mejorar, ya que ya han conseguido cantidades obscenas de dinero y no necesitan más.
Corrupción: Los funcionarios del Estado encargados de estimar los precios a los que vender los derechos de cobro ya se enfrentan a un problema bastante complejo, pero se le añade la corrupción. Podrían ponerles un precio más bajo y luego cobrar una comisión de los centros educativos. Una solución podría ser usar servicios externos en competencia de calificación de ingresos estimados (similares a las calificadores de deuda) que arbitraran, aunque como vimos en la crisis del 2008 este tipo de modelos de negocios también está sujeto a fallos y corrupción.
Educación hippie: Como he comentado antes, este sistema castiga a los sistemas educativos que no pongan el foco en mejorar el salario futuro de sus alumnos. Este punto no me parece especialmente relevante porque basta con que estos centros no compren ningún derecho de cobro. En cualquier caso podría argumentarse que estos tipos de centros sufrirían de un déficit de financiación, ya que perderían la financiación directa que antes recibían pero no la compensarán comprando derechos de cobro con descuento, pero a mí esto me parece otra ventaja.
Reformas tributarias (edit por un comentario recibido): Si se cambia el tipo del IRPF todo el sistema se desmorona. Como solución se podría restringir la compra de derechos de cobro de impuestos a un número del que se tenga certeza que no se va a bajar, y no usar el IRPF sino un agregado de todos los impuestos. Esto también es aplicable, mutatis mutandis, a qué ocurriría si una carrera (por ejemplo) se aprecia o devalúa significativamente y en poco tiempo.
Conclusión (y el auténtico problema)
Aquí se ha presentado un simple borrador al que no se le han dado muchas vueltas, pero espero que os sirva para haceos pensar. Si alguien llega a buen puerto partiendo de una idea como esta la verdad es que me gustaría ver experimentos a pequeña escala.
De todas formas hay un problema muy serio que no he comentado en el apartado anterior, aunque sí he tocado de forma tangencial en los primeros párrafos:
Hay motivos de peso para pensar que buena parte de la educación que recibimos actualmente no repercute en una mejora en el salario.
¿Cómo es esto, cuando hay una clara correlación ente salario y universidad (en especial en las TOP)? Pues no son pocos los hechos que nos hacen pensar que buena parte de la educación se trata de una carrera de ratas en busca de señalización, y no de aprender cosas útiles que aplicar luego en el trabajo.
Sobre esta idea, de nuevo de mi economista favorito Bryan Caplan (The Case Against Education), escribiré en un futuro post con mucha más profundidad. En mi siguiente entrada trataré el tema prometido en la anterior, una idea genuina de Robin Hanson sobre organización social: la futarquía.
https://www.overcomingbias.com/2021/06/replace-govt-as-career-agent.html
Para una idea rápida sobre estas señales: https://juandemariana.org/ijm-actualidad/analisis-diario/la-comunicacion-honesta-mediante-senales-costosas/