El eje de la política china: ¡Nunca olvides la humillación nacional!
Sobre por qué los chinos tryhardean tanto en las Olimpiadas y el CCP sigue gobernando
Y, tras Tiananmen, nada pasó.
Tras la supresión violenta de las protestas pro-democracia de 1989, muchos dentro y fuera de China creían que al régimen le quedaba poco tiempo. China cayó en lo que se ha venido a llamar La Crisis de las Tres Creencias: en el socialismo como modelo económico, en el marxismo como filosofía y en el CCP como brazo político de ambos.
Pero tras Tiananmen, nada pasó. Sí, el CCP siguió en su línea reformista, volviéndose más abierta social y económicamente. Pero solo eso, “siguió en su línea”.
Hoy la dictadura de Xi Jimping sigue contando con un importantísimo apoyo popular, no menor entre la gente más joven. Y es que en China el Internet no es una fuerza pro-democracia, sino uno de los vehículos de propaganda más exitosos del CCP. ¿Pero cómo es posible que una generación tan cercana a las revueltas pro-democracia sea una de las más nacionalistas?
Hoy os lo explico, de la mano del gran libro Never Forget National Humiliation, de Zheng Wang. Y veremos la tremenda importancia que esto tiene. No lo olvidéis: si hay algo que mantiene al CCP en el poder no es su track record económico (una idea bastante Occidental, por otro lado) sino el ferviente nacionalismo de los chinos y la capacidad del CCP de conseguir lo que más quieren: respeto.
100 años de humillación
Los chinos lloran y lloran mucho, pero razones no les faltan. Desde la mitad del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX la historia de China ha sido particularmente terrible. Pero empecemos algo atrás.
China no tenía un concepto de “país” como el nuestro. Y no hablo de un Estado-nación moderno, la identidad de China siempre ha sido más difusa que la de los países Occidentales.
Pero esto no quita que los chinos se vieran a sí mismos como el centro del mundo y se reconocieran como la única civilización (en términos culturales, no políticos) de la Tierra (tianxia: todo bajo el cielo). Y se lo tenían muy creído.
En marzo de 1839, Charles Elliot, el superintendente británico de comercio, escribió una carta a Lin Zexu, el comisionado Qing para el comercio de opio, sobre los problemas comerciales entre los dos países. En esta carta, él se refirió a Gran Bretaña y China como “dos países”. Esto enfureció tanto al comisionado que devolvió la carta, diciendo: “ningún lugar bajo el cielo puede ser referido como igual a nuestro imperio celestial.”
Pero esta actitud arrogante no duraría mucho más tiempo. De hecho, para 1839 China ya no tenía ningún motivo para sostenerla.
Durante milenios, China había sido la región del mundo más rica, en términos absolutos y relativos. Pero se quedó descolgada de la Revolución Industrial (para una explicación de por qué, The Rise and Fall of the EAST, de Yasheng Huang), por lo que cuando estalló el conflicto con Occidente básicamente hablamos de un conflicto entre potencias industrializadas y un país medieval.
Esta inferioridad tecnológica hizo que un pueblo extremadamente orgulloso se viera enormemente humillado:
Primero fueron las dos Guerras del Opio. TLDR los ingleses (principal, pero no únicamente) les vendían opio que cultivaban en la India, lo que llenó China de drogadictos. Los chinos lo prohibieron pero apenas pudieron hacer la prohibición efectiva, pero cuando se pusieron más serios los ingleses lanzaron un pequeño ataque. No fue una cosa demasiado grande, pero fue la primera caída del burro de China. Sus cañones, simplemente, no eran capaces de alcanzar a los barcos ingleses, que los bombardeaban tomando el té desde una zona segura. La victoria inglesa fue rápida y forzó a los chinos a regalarles puertos comerciales e indemnizaciones (ge di pei kuan). Hoy esta humillación se rememora con un museo con una puerta muy guapa:
Nacen los bupingdeng tiaoyue, tratados desiguales con otras potencias.
Todo esto se juntó con una rebelión extremadamente violenta y exitosa por parte de una secta cristiana anti-manchu (etnia gobernante) que llegó a gobernar la segunda ciudad más importante del país: los Taiping. Para un fantástico relato de esta guerra civil y el papel de los extranjeros en ella, leer Autumn in Heavenly Kingdom, de Stephen Platt. Fue justamente en este contexto en el que los ingleses (y algunos franceses) saquearon y quemaron el Palacio de Verano en la Ciudad Prohibida (como represalia a la tortura hasta la muerte de unos emisarios de paz),
Pero lo peor estaba por llegar con la Guerra Sino-Japonesa. Lloran mucho por esto, pero lo cierto es que se lo buscaron. Básicamente se trata de un conflicto entre China y Japón por conquistar la Península de Korea, que había sido un Estado vasallo de China durante siglos. Los japoneses, que habían vivido una industrialización brutal durante el periodo Meiji, ganaron fácilmente, y obviamente extrajeron jugosas concesiones de los chinos mediante un tratado muy desigual (Tratado de Shimonoseki).
A esto le siguió la Invasión de las 8 Potencias (Imperio Austro-Húngaro, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos). Esto fue probablemente la mayor gilipollez de China. O más bien de su regente, la Emperatriz Viuda Cixi. Todo empezó con una rebelión campesina anti-imperialista y con un marcado carácter anti-misioneros cristianos que tuvo mucho más éxito del que nadie hubiera pensado al principio, sobre todo teniendo en cuenta que eran unos frikis que creían que su kung fu mágico ancestral les daría poderes para parar balas.
Cixi decidió apoyarlos públicamente (tal vez porque eran lo contrario a los Taiping, crisis que Cixi vivió de chiquita), y cuando esta rebelión dejó de ser un problema sólo para los chinos y empezó a amenazar los territorios concedidos mediante los tratados desiguales a las potencias extranjeras fueron rápidamente exterminados. Y como Cixi los había apoyado, la cosa llegó hasta el palacio imperial (La Ciudad Prohibida), que fue saqueado (otra vez). Por supuesto, la cosa se saldó con tratados muy desiguales.
Pero China ya no se recuperó. A partir de aquí el país se fue desintegrando. Buena parte del país cae bajo el control de señores de la guerra chinos, y el resto (la ahora recién nacida República China) se divide entre apoyar a los nacionalista del KMT (kuomitang) o a los comunistas del CCP (la relación entre el KMT y el CCP es muy compleja, con varias alianzas y purgas. Para un análisis en profundidad leer In Search of Modern China, de J. Spencer).
Si esto no fuera ya lo suficientemente traumático, lo peor está por llegar. En 1931 estalló un ferrocarril japonés en Manchuria (región ligeramente conquistada tras la Guerra Sino-Japonesa, renombrada por Japón como Manchukuo). No fue cosa de los chinos, pero los japoneses (a sabiendas) hicieron como que sí y se llevó a cabo una profunda invasión a China. Hasta se llevaron al antiguo Emperador de China, Puyi, como gobernante títere (tal y como explora este peliculón).
El incidente más remarcable, al menos desde la óptica china, fue la Masacre de Nanjing, una ciudad importante (y bastante simbólica para China) tomada con particular violencia (más sobre esto en este hilo de Twitter de @_tokuninai). Todavía hoy siguen exigiendo disculpas a Japón, quienes se han disculpado pero sin darle demasiada importancia (en sus libros de historia del instituto apenas es un párrafo con una vaga mención al número de víctimas.). El museo para rememorar este evento, al igual que el de la Guerra del Opio, es otra enorme atracción turística.1 El número 300.000, las víctimas oficiales, se ve por todas partes (el número real baila mucho).
Y con todo esto ya tenemos una visión a ojo de pájaro de los 100 años de humillación. Recomiendo leer el libro que he mentado en la introducción para no solo tener el conocimiento histórico, sino ver lo mucho que esto marcó a los chinos a un nivel muy personal.
El éxito de Mao
China no pudo derrotar a Japón ni uniendo las fuerzas del KMT y el CCP, pero el Tío Sam lo hizo por ellos. Eso abrió la puerta a un nuevo periodo de China, la República Popular dirigida por Mao.
Decenas de millones de chinos murieron de hambre durante el maoísmo (aunque la cifra final de muertos se discute, el mejor relato sobre el tema es La Gran Hambruna de Mao, de Frank Dikotter), pero al menos se deshicieron de las potencias extranjeras (aunque la mayoría se fueron por sí mismas sin oponer mucha resistencia tras la WWII).
Y aquí ocurre algo muy curioso: durante el maoísmo no hay menciones a la Humillación Nacional. Ni una. Ni siquiera a la Masacre de Nanjing, tema sobre el que se llegó hasta a censurar investigaciones (no pro-japonesas).
Esto es particularmente chocante cuando lo comparamos con los tankies de hoy, que no paran de llorar por cómo EEUU saboteó la URSS.
Aunque los motivos no son muy difíciles de entender. En primer lugar, Mao se legitimaba por su victoria en la Guerra Civil contra el KMT y, más ampliamente, contra las potencias extranjeras. Su discurso, impero, era de victoria. Y rememorar todas las derrotas de China casaba mal.
Pero es que además tampoco podían ensalzar muchas victorias si empezaban a recordar la historia. A los japoneses los confrontó principalmente el KMT:
Poco se mencionó sobre la Masacre de Nankín en la República Popular China porque no hubo héroes comunistas en la capital nacionalista en 1937. De hecho, no hubo comunistas allí en absoluto. Muchos de los que murieron en Nanjing, o en Shanghái, o en cualquier lugar del sur de China, eran soldados del ejército de Chiang Kai-shek [KMT]. Los supervivientes con la clase social o antecedentes políticos incorrectos tenían suficientes dificultades para sobrevivir a las purgas maoístas como para preocuparse demasiado por lo que había sucedido bajo los japoneses.
- Buruma, The Joys and Perils of Victimhood
Y, no olvidar, al final fueron los americanos los que hicieron replegarse a los japoneses.
La victoria fue uno de los grandes pilares que legitimaban a Mao, pero no le interesaba escarbar demasiado en cómo se había conseguido esa victoria.
Y ahora, Tiananmen
Todo cambió con las reformas económicas de Deng Xiaoping y las protestas pro-democráticas de Tiananmen (aunque lo más probable es que Tiananmen provocara un importante retroceso durante 10 años. Recomiendo encarecidamente leer Capitalism with Chinese Characteristics, de Yasheng Huang, para ver la diferencia entre el primer modelo económico de Deng Xiaoping y lo que terminó imponiéndose en los años 90 hasta ~2004).
Como ya he comentado, la legitimidad del régimen se estaba erosionando a pasos agigantados.
¿La solución? Volver a enarbolar el nacionalismo. Olvídate de la economía socialista y de la teoría de la explotación marxista, que eso tiene poco tirón cuando la economía va bien.
Todo nacionalismo se compone de glorias y traumas, pero los últimos son mucho más efectivos para unir a un pueblo. Así, el CCP empezó una enorme campaña de adoctrinamiento que fue desde la cultura popular (un episodio gracioso es la producción de 100 libros, 100 películas y 100 canciones sobre el tema) hasta la educación pública:
En el "Esquema sobre la Implementación de la Educación en el Patriotismo" de 1994, el Comité Central del PCCh estableció un objetivo para la campaña:
Si queremos hacer de los pensamientos patrióticos el tema central de nuestra sociedad, se debe crear una atmósfera patriótica muy fuerte para que el pueblo pueda ser influenciado y nutrido por los pensamientos y el espíritu patriótico en todo momento y en cualquier lugar de su vida diaria. Es el deber sagrado de los departamentos de prensa y publicaciones, radio, cine y televisión de todos los niveles utilizar tecnología avanzada de medios para llevar a cabo la educación patriótica a las masas.
No puedo incidir lo suficiente en la importancia y amplitud de la campaña, pero lo intentaré. Otra cita:
En el sistema educativo de China, un candidato puede tomar el examen nacional en una de dos categorías: humanidades o ciencias/ingeniería. La historia es una materia de examen solo para los estudiantes de humanidades; sin embargo, todos los estudiantes son evaluados en política, que se centra principalmente en el marxismo, los pensamientos de Mao y las políticas actuales del CCP. El esquema de 1991 estipula que el conocimiento de la historia moderna y contemporánea de China debe incluirse en la sección de política para aquellos estudiantes que se concentran en ciencias/ingeniería. Después de estas reformas, la historia moderna y contemporánea de China—“educación sobre la humillación nacional” (guochi jiaoyu)—se ha convertido en una de las materias más importantes en el sistema educativo nacional.
Hay algo que ilustra muy bien el cambio en la narrativa del CCP. Durante el maoísmo tardío uno de los lemas principales fue zhenxing zhonghua, “Vigorizando China”. Pero Jiang Zeming (sucesor de Deng Xiaoping) lo cambió por zhonghua minzu de weida fuxing, el “Gran Rejuvenecimiento de la Nación China”.
En el lema maoísta se mira hacia adelante, en el de Zeming se habla de “rejuvenecimiento”, haciendo hincapié en volver a un pasado que fue mejor. Este pasado es, obviamente, la China Imperial anterior al periodo de la humillación.
Zheng Wang nos resume el cambio de narrativa con la siguiente tabla:
Y esto es lo que explica que los chinos tryhardeen tanto en conseguir medallas de oro en las Olimpiadas (con el aliciente de que las potencias occidentales solían referirse a los famélicos chinos como “los hombres enfermos de Asia”). Mirad lo que ocurrió en uno de los primeros enfrentamientos deportivos entre China y Japón:
Xie habló a sus jugadores sobre el bombardeo japonés de Chongqing y el trauma que sufrió la población local durante la guerra. Al final de su charla, Xie dijo: “En este lugar, Chongqing, podemos perder contra cualquier equipo, pero definitivamente no podemos perder contra Japón. Hoy debe ser el día registrado en la historia. ¡El equipo chino debe derrotar a los japoneses! Debido a su larga charla de ánimo, el equipo chino llegó un poco tarde al partido. Esa noche China perdió el partido 0-1.
También es lo que explica buena parte de la política internacional y la relación de China con otros países, buscando respeto más allá de los objetivos pragmáticos a los que estamos acostumbrados por aquí.
Pero no quiero terminar el post con una nota deprimente sobre como el entendimiento con China es imposible y estamos abocados sí o sí a un conflicto. Como también remarca Zheng Wang, China está cada vez más abierta al mundo, y no hay Gran Muro en el Internet ni rebranding de las marcas extranjeras que puedan contrarrestar eso.
Y creo que Xi Jimping lo sabe, y justamente porque lo sabe es que está radicalizando su política exterior: no le queda mucho tiempo. La economía y la demografía, desde luego, tampoco reman a su favor, pero quiero pensar que el relato ideológico no estará de su lado durante mucho tiempo.
De Never Forget National Humiliation
Para atraer a más personas a las bases de educación patriótica seleccionadas, el Comité Central del PCCh y el Consejo de Estado lanzaron un nuevo programa llamado “Turismo Rojo.” El propósito del Turismo Rojo es alentar a la gente a visitar las antiguas bases revolucionarias y lugares emblemáticos. En 2005, la Oficina Nacional de Turismo de China (ONT) publicó una lista de 100 sitios escénicos de Turismo Rojo y los recomendó a los turistas. La ONT también nombró a 2005 como el “Año del Turismo Rojo.” Muchos de los 100 sitios escénicos también son bases de educación patriótica establecidas en 1994. Esencialmente, el PCCh reemplazó hábilmente el término “educación” [yo diría adoctrinamiento] con “turismo.”