Coste de la transición ecológica: referéndum a prueba de hipócritas
¿Cuánto dinero está la gente realmente dispuesta a gastar en solventar los problemas relacionados con el cambio climático? Propongo un método para descubrirlo
La transición ecológica tiene un precio. Cierto es que el avance tecnológico permite y seguirá permitiendo combatir el cambio climático mientras nos volvemos más ricos. Por ejemplo, el abaratamiento de las tecnologías fotovoltaicas es probable que haga que en un futuro no muy lejano estas tecnologías se escojan por sus características de producción, y el hecho de que no contaminen (directamente, ya que por ahora su producción es bastante contaminante1) sea un efecto secundario bien recibido.
Aún así esta es una excepción, no la regla. Si queremos reducir nuestras emisiones deberemos pagar un precio. Mi objetivo en esta entrada no es concretar cuánto debemos reducir las emisiones ni tratar de estimar su precio, ni siquiera si ésta es una buena idea en contraposición con solventar los problemas del cambio climático con la riqueza extra derivada de quemar combustible fósil. Mi humilde intención es comparar cuánto cuesta la transición que hoy día está sobre la mesa con cuánto dinero se está dispuesto a gastar por parte de los ciudadanos; y en particular proponer un método para salir de dudas de una vez por todas.
Transición ¿democrática?
El coste estimado de eliminar las emisiones de CO2 en 2050 en EEUU está recogido en esta tabla (% desde 2005, gráfico de elaboración propia)2:
A modo de curiosidad es inmediato ver que el coste es exponencial, lo cual no sorprende porque hay tecnologías más fáciles que reemplazar que otras (es “sencillo” reemplazar las centrales de ciclo combinado por placas solares, no así sustituir todos los vehículos diésel por Tesla, que el coche más vendido el año pasado fue el Dacia Sandero).
El objetivo de emisiones es de una descarbonización completa (~100%) para el 2050. ¿Cuánto dinero están dispuestos a gastar nuestros amigos al otro lado del charco? En una amplia encuesta3 respondieron que (anualizado por mí):
Dejemos de lado que hay más gente apoyando una tasa de 1200$ que de 900$ (tengo dos hipótesis: trolleo o mala comprensión lectora). El caso es que tan sólo un 15% de los americanos están dispuestos a gastarse $1200, ¿a qué porcentaje de descarbonización corresponde? ~57%, sólo hay que realizar una sencilla estimación con los datos de la primera gráfica. Dicho de otro modo: un 70% ni siquiera está dispuesto a pagar una descarbonización del 25% (~$129), esto es, una descarbonización un 70% inferior a la meta marcada.
El problema aumenta cuando nos damos cuenta de que el dinero que verdaderamente están dispuestos a pagar muy probablemente sea menor, pues aún en encuestas anónimas tenemos un sesgo que nos empuja a dar respuestas favorables para nuestro interlocutor4. Lo que podemos concluir es que es imposible financiar semejante transición dentro de un marco democrático, incluso estirando todo lo posible la definición de democracia, el pueblo simplemente no está dispuesto a pagarla.
Referéndum a prueba de hipócritas
Aunque no tengo motivos para dudar de estas encuestas (que por cierto se han mantenido estables a lo largo de los años) entiendo que usarlas para hacer política pueda ser problemático, así que voy a plantear una solución, hagamos un referéndum:
El PIB per cápita de EEUU es de 58.527 €5 (lo mismo en $, jeje), pero su salario mediano es de $35,9776. Propongo realizar un referéndum en el que se vote el porcentaje de descarbonización. Asumo que los pobres pagarían menos y los ricos más, aunque viendo que sólo el 40% más rico de los contribuyentes americanos son pagadores netos de impuestos7 (aunque la práctica totalidad del aporte es del 20% más rico) podemos correr a la derecha la marca de quién paga la mayor parte del pato.
Ahora bien, cada persona podrá votar un número entero x / (tal que) x ∈ [0,100], pero deberá abonar una cantidad proporcional al coste anual asociado con ese porcentaje (que la constante de proporcionalidad sea igual a uno es una buena idea) para que su voto sea válido. Ese dinero será usado en los mismos planes medioambientales a los que irá destinado el dinero que se obtenga mediante el futuro impuesto. No voy a entrar en qué medidas concretas tomar para garantizar la privacidad de los votantes.
Como bien sabemos gracias al nobel de economía Kenneth Arrow no existe una forma objetiva de agregar las preferencias individuales8, pero una forma razonable de encontrar el porcentaje que buscamos sería una media -quizás ponderada- del porcentaje medio, mediano y modal.
De esta forma, quien quiera una descarbonización del 40% deberá abonar $485, por ejemplo. El tema de la privacidad complica la cosa, si no se tuviera en cuenta podría establecerse un sistema más complejo para descontar ese dinero del impuesto durante el primer año, quizás podría darse a los ciudadanos de sacrificar su privacidad a cambio de ello (al fin y al cabo la privacidad es un derecho, no un deber, y como tal cada uno es dueño de ella). Así si alguien elige x=40 pagará $485, si el resultado final es más bajo (ej, x=20 →$74) no paga nada el primer año (y paga $74 el resto de años, aunque obviamente puede pagar más si quiere, eso ya se puede hacer ahora), mientras que si el resultado es más alto paga la diferencia durante el primer año (ej, x=60→$5,337, paga $5,337-$485) y el dinero correspondiente al resultado final el resto de años. Si no renuncia a su privacidad no se descontará el dinero. Esto es sólo un añadido opcional, aún más especulativo que la propia idea del referéndum para intentar hacer el tema más justo.
Conclusión
Una vez más y como viene siendo habitual en este blog, mi idea no es convenceos de que este es un buen sistema, probablemente tenga muchos fallos y puedan hacérsele mil variaciones. Mis objetivos son:
Haceos ver el precio de la transición ecológica
Demostrar que ni siquiera en uno de los países más ricos del mundos están dispuestos a afrontar ese precio
Proponer una forma honesta de fijar objetivos políticos que nos aleje del sesgo de deseabilidad social
Relacionado con el punto anterior: en general, y como vimos en una entrada anterior, meter el dinero de por medio nos ayuda a tomar decisiones menos sesgadas. Las palabras se las lleva el viento, lo que importan son las acciones.
Obviamente, la base de este post es no salirse de la democracia. Tal vez los gobiernos deberían volverse dictaduras en este tema concreto si el porcentaje votado es muy bajo -como es esperable-, pero más allá de las valoraciones personales que cada uno tengamos no creo que estén dispuestos a morder esa bala, o al menos explicitarlo.
Aunque haya sido una entrada bastante corta espero que os haya servido de algo. En la siguiente entrada también trataré varios sesgos cognitivos, en este caso aplicados a la ética de las restricciones migratorias.
Muy sencillo encontrar bibliografía al respecto, adjunto la primera que he encontrado: https://engi.co/impacto-paneles-solares/
The surprisingly inexpensive cost of state-driven emission control strategies
Is the Public Willing to Pay to Help Fix Climate Change?
Aunque el anonimato reduzca el sesgo, sigue siendo significativo: Social desirability, anonymity, and internet-based questionnaires
https://datosmacro.expansion.com/paises/usa
https://fred.stlouisfed.org/series/MEPAINUSA672N
CBO, The Distribution of Household Income and Federal Taxes
Teorema de la imposibilidad de Arrow, 1951