Los mejores libros que he leído este año [2024]
Este año no haré un comentario de cada libro que he leído, como hice en 2023, pero sí voy a comentar los mejores que he leído. No es un top, y no son libros necesariamente publicados en 2024. Aunque no sea un top, sí distinguiré entre los candidatos a MVP y los que creo que se quedan a las puertas.
Las obras de ficción más interesantes que haya leído las comentaré casi al final. A continuación, comentaré un poco mis mayores decepciones (que no los peores libros).
Podéis ver la lista completa de lo que he leído en Goodreads o seguir este hilo de Twitter.
Candidatos a MVP
A History of Money, Glyn Davies
El mejor libro de historia del dinero que he leído, y este año no han sido precisamente pocos. Es de los más completos y de los que mejor teoría monetaria tienen aunque para el capítulo sobre la guerra entre la escuela monetaria y la bancaria recomiendo la Historia de las Doctrinas Monetarias de Juan Ramón Rallo.
Una de las cosas que más me chocó fue cómo, al parecer, en el dinero-ganado no importaba la calidad del ganado:
Un experto agrícola había estado tratando de persuadir a los jefes tribales de no conservar su ganado viejo y enfermo. En respuesta uno de los Wakamba respondió: “Escucha, aquí tienes billetes de dos libras, uno es viejo y arrugado y listo para romper; este es nuevo. Pero ambos valen una libra. Bueno, lo mismo ocurre con las vacas”.
Esto es mucho más importante para la teoría monetaria de lo que podría parecer. Al fin y al cabo, “pecuniario”, el adjetivo que hace referencia a algo relacionado con el dinero, viene de “pecus”, o “ganado” en latín.
Hay demasiados temas interesantes como para citarlos todos. La evolución del dinero bullión a monedas en la Antigua Grecia, la monetización del Egipto Ptolemaico, las monedas de metales no preciosos en China, las primeras acuñaciones de Lidia (y su futura devaluación)… Y todo esto no son ni las primeras 100 páginas.
De aquí, es fascinante cómo la Isla de Delos se convirtió en un paraíso off-shore de las transacciones a crédito:
En aquella época, en la Atenas de la Pasión, la banca se realizaba exclusivamente en efectivo: los contratos de depósito, las transferencias giro y los recibos por escrito no parece que ya se sabía esto cuando el Banco de Delos estaba en funcionamiento, fue particularmente interesante que las transacciones en efectivo fueron reemplazadas por recibos de crédito reales.
Si tuviera que decir algo negativo de este libro es que en la Edad Media se centra casi en exclusiva en Inglaterra. Y es una parte fantástica del libro, quizás la más interesante, pero sí es cierto que deja una parte importante sin tratar. Para complementar, recomiendo muchísimo Money and its use in medieval Europe, de Peter Spufford.
Pero no sólo hay historia. La teoría monetaria también hace acto de presencia y nos deja algunos pasajes muy memorables, como cuándo analiza el impacto de la expansión en la oferta monetaria romana, o este párrafo sobre la Peste Negra:
Si utilizamos la conocida "identidad de Fisher", MV=PT, para interpretar los cambios en el valor del dinero durante el siglo aproximadamente posterior a la Peste Negra, podemos observar que la enorme reducción en el total de transacciones (T), combinada con una cantidad inicial de dinero (M) que permaneció sin cambios, inevitablemente conduciría a un aumento sustancial de los precios (P), lo que, por las razones ya mencionadas, llevó especialmente a un incremento en los salarios (I. Fisher, 1911). Sin embargo, la significativa disminución en la velocidad de circulación del dinero (V) actuó como un moderador del aumento de los precios.
Una influencia aún más fuerte y duradera para evitar que el enorme excedente de dinero tuviera su pleno efecto inflacionario sobre las reducidas cantidades de bienes producidos por una población repetidamente diezmada fue el enorme drenaje de dinero desde Inglaterra hacia el continente, principalmente debido al alto costo de las guerras, pero también por otros factores monetarios y comerciales. Entre los más importantes de estos drenajes –o "fugas", como ahora llamamos a estas reducciones del poder adquisitivo del consumidor– estaban los altos impuestos impuestos por los gobiernos, que desviaban ingresos del gasto en consumo interno hacia gastos en el extranjero para apoyar al ejército.
En resumen, es un libro que trata desde 0 y casi en su totalidad un tema muy relevante y fascinante por sí mismo, con un conocimiento muy profundo tanto de la Historia como de la teoría. Y para que las 700 páginas no se hagan aburridas, también viene bien cargado de anécdotas desternillantes.
No creo que se le pueda pedir nada más a un libro. Os dejo con mi párrafo favorito:
Al darle a la teoría cuantitativa del dinero este giro dinámico y keynesiano, los mercantilistas lograron posponer el día del ajuste hasta 1776, cuando Adam Smith los destruyó en teoría y las colonias americanas rebeldes en la práctica.
What do Unions do?, Richard Freeman & James Medoff
No sabía si traer este libro. ¿El motivo? Que no creo que su tesis principal haya pasado la prueba del tiempo. Sin embargo, me gustó tanto que creo que merece mucho la pena que lo leáis.
En este libro, Bennett y Medoff argumentan que el movimiento sindical ha sido un fuerte plus para la economía estadounidensde. Pero no lo hacen desde posiciones marxistas o tonterías así. Ellos argumentan desde el lado de la microeconomía y luego tratan de hacer un análisis cuantitativo de todos y cada uno de sus puntos.
Lo que más me gusta de este libro es la metodología. Ellos modelizan los sindicatos como una moneda de dos caras: un monopolio (con todas las cosas malas de los monopolios) y una forma de reducir los costes de transacción.
Los autores estiman que la segunda cara, la positiva, predomina sobre la primera. Yo no creo que esto siga vigente, pues es libro es algo viejo y los nuevos estudios suelen apuntar a lo contrario, pero el mero hecho de ver cómo argumentan (primero con un modelo muy razonable, y luego con las mejores estimaciones numéricas que pueden) es maravilloso. Y se puede aprender mucho de ello.
Una de mis partes favoritas es cuando atacan la crítica -muy razonable- de Milton Friedman de que los sindicatos disparan la desigualdad la estar gobernados por boomers:
Los análisis estadísticos multivariados sugieren que aproximadamente entre el 20 y el 30 por ciento de la diferencia en desigualdad no se debe a las políticas salariales de los sindicatos per se, sino más bien al hecho de que los trabajadores sindicalizados son más homogéneos en términos de edad, educación, y otros factores, en comparación con los trabajadores no sindicalizados. El resto de la diferencia observada parece representar el impacto de las políticas salariales sindicales en la desigualdad de ingresos. Aun así, el efecto del sindicalismo en la desigualdad entre trabajadores organizados de cuello azul sigue siendo significativo: estimamos que las políticas salariales sindicales reducen la desigualdad en un 15 a 20 por ciento entre trabajadores comparables en otros aspectos.
Por supuesto, no son naïve y reconocen el peligro que pueden suponer al largo plazo si dañan la productividad de las empresas. A este tema le dedican un capítulo entero y esta es su conclusión (reitero: no creo que sea cierta con la mejor evidencia disponible en 2024):
El impacto de los sindicatos en la productividad es uno de los factores clave para evaluar el impacto económico general de los sindicatos. Los nuevos estudios cuantitativos indican que, en general, la productividad es mayor en los establecimientos sindicalizados que en establecimientos comparables que no lo están, aunque esta relación está lejos de ser inmutable y presenta notables excepciones. Una mayor productividad parece estar asociada a buenas relaciones industriales y se ve incentivada por la competencia en el mercado, mientras que una menor productividad bajo el sindicalismo tiende a darse en circunstancias opuestas.
Este aspecto del debate sobre el impacto de los sindicatos en la productividad es probablemente el resultado más controvertido y menos ampliamente aceptado de este libro.
Le recomendaría este libro a cualquier persona interesada en la economía. Los resultados cuantitativos quizás no hayan aguantado bien la prueba del tiempo, pero de pocos libros vais a poder aprender más. Y ni siquiera hablo de aprender sobre el movimiento sindical. Mi párrafo favorito:
Como herramienta en el arsenal laboral, el uso de capital de los fondos de pensiones por parte de los sindicatos para beneficiar al sector sindical resulta tanto irónico como intrigante. Es irónico porque implica el uso del capital por parte de los trabajadores para fortalecer el movimiento obrero; Marx se revolcaría en su tumba.
A Patriot’s History of the United States, Larry Schweikart & Michael Allen
Mi mayor sorpresa del año. Uno no espera mucho de un libro titulado “Una historia patriótica de los EEUU” (o “la historia desde la perspectiva de un patriota”).
Pero dejad atrás los prejuicios. Yo no sabía prácticamente nada de la historia de EEUU y este libro me ha encantado. Mucho menos ideologizado de lo que esperaba, y cuadra bastante con lo poco que sabía y lo que he ido estudiando luego.
Mi hizo mucha gracia este párrafo sobre los emigrantes del Mayflower porque me recordó a una charla espectacular que tiene Escohotado sobre las comunas de los EEUU:
La compañía había puesto toda la riqueza de los individuos en un fondo común. Como lo expresó Bradford más tarde: “La experiencia que tuvimos con este curso y condición común [fue que] al quitar la propiedad y llevar la comunidad a una riqueza común, [se creía que] haría [a los colonos] felices y prósperos; como si fueran más sabios que Dios.”⁷² Bradford también describió la realidad que surgió cuando “los jóvenes, que eran los más aptos y capaces para el trabajo y el servicio, se quejaban de tener que gastar su tiempo y esfuerzo trabajando para las esposas e hijos de otros hombres sin recibir ninguna recompensa... se consideraba una injusticia.”⁷³ Reconociendo el fracaso del comunalismo, el gobernador entregó a cada familia maíz y una parcela de tierra, instituyendo esencialmente el capitalismo.
Por lo demás, trata la historia de EEUU desde algo antes de la llegada de los Occidentales hasta el presente. Primero te va contando cómo nacen las ciudades, los conflictos con los indios, los conflictos religiosos, etc.
Esta parte es magnífica, y además de un amplio conocimiento histórico, se nota que los autores entienden muy bien a los personajes de los que están hablando.
Pero mi parte favorita es la que sigue a la Constitución. Como he dicho, yo apenas sabía nada de los 40 y pico presidentes de los EEUU, y este libro hace mucho hincapié en todos ellos.
Por ejemplo, yo no sabía absolutamente nada de Van Buren. Fijaos como este párrafo no sólo aporta mucha información, también mucho entendimiento:
Estos acontecimientos, combinados con la elección de 1824, llevaron a la creación del moderno sistema bipartidista y al establecimiento del Partido Demócrata. El padre del moderno Partido Demócrata, sin lugar a dudas, fue Martin Van Buren, quien provenía de la facción Bucktail del Partido Republicano. Como hijo de un dueño de taberna en Kinderhook, Nueva York, Van Buren resentía a las familias aristocráticas terratenientes y encontró suficientes políticos afines para controlar la Convención Constitucional del Estado de Nueva York en 1821, logrando la instauración del sufragio masculino universal.
A pequeña escala, el sufragio reflejaba la estrategia que Van Buren planeaba implementar a nivel nacional: un levantamiento contra las clases privilegiadas y una democratización radical del proceso político. Aprendió a usar los periódicos como ningún otro líder político, vinculando el éxito de los periodistas a la fortuna del partido. Por encima de todo, Van Buren entendió la necesidad de disciplina y organización, las cuales consideraba beneficiosas para las masas que buscaba movilizar.
Sin embargo, Van Buren personificaba las contradicciones que pronto mostraría el Partido Demócrata, defendiendo la libertad mientras protegía la esclavitud.
También me sorprendió la evolución del término “federalista”, cuyo significado prácticamente se invirtió. Os dejo también una tabla comparándolos con los “republicanos”:
Pero lo que más me ha gustado del libro es que no es sólo una historia política. Una y otra vez, los autores dejan de hablar de presidentes y guerras y se paran a hablarnos de empresarios, inventores, escritores… de cómo la tecnología hizo posible tal o cual cosa. Es un acercamiento a la Historia, como disciplina, que a mí me gusta más que el mero relato de reyes y politiqueo. Un ejemplo:
El caso Gibbons v. Ogden involucró los esfuerzos del famoso Cornelius Vanderbilt, quien operaba un servicio económico de transporte acuático desde Nueva York hasta Nueva Jersey para un empresario de barcos de vapor llamado Thomas Gibbons. Su servicio competía contra una empresa de Nueva York que afirmaba tener el monopolio sobre el río Hudson. Con audacia, Vanderbilt transportaba pasajeros desafiando dicha afirmación, llegando incluso a ofrecer viajes gratis en su línea "People’s Line" si los pasajeros aceptaban consumir alimentos por un valor de dos dólares durante el trayecto. Con una bandera que decía "NEW JERSEY MUST BE FREE", Vanderbilt demostró sus proyectos a favor del consumidor y de precios bajos durante los siguientes treinta años y, en el proceso, ganó el caso.
Una vez más, estamos ante uno de esos libros que es imposible no recomendar. Trata un tema importantísimo de principio a fin, lo hace de manera impecable y además está escrito a las mil maravillas.
Hay muchas frases memorables, como la de que Benjamin Frankling “robó el rayo del cielo y el cetro del tirano”, pero me quedo con esta de Lincoln (que deberían leer 100 veces unos cuantos libertarios demasiado Bastos-pilleados…):
La cabaña del tío Tom rápidamente llegó al teatro, lo que le dio una audiencia aún más amplia, y para cuando estalló la guerra, Abraham Lincoln saludó a Harriet Beecher Stowe con la famosa frase: “Así que usted es la pequeña mujer que escribió el libro que provocó esta gran guerra”.
The Fate of Rome, Kyle Harper
Y seguimos con la Historia. Esta vez, sobre la caída de Roma. Pero no me iba a leer los cuarenta quintrillones de volúmenes de Gibbon. En su lugar decidí confiar en un autor mucho más moderno, que incorpora al análisis histórico dos cartas extra: la biología y la economía.
¿Estoy satisfecho? Pues he leído bastante más sobre el tema, y esto es lo mejor, sin duda. Kyle Harper me parece el ejemplo perfecto de la superioridad de la historiografía actual (o parte de ella, claro) sobre los clásicos. Además, ¿cuántos libros de historia de Roma conocéis que citen a Hayek o a Krugman?
Este libro habla de problemas militares, corrupción, inflación, falta de innovación y todo eso. Un ejemplo:
El régimen imperial estaba obligado, por encima de todo, a mantenerse victorioso. La victoria era adorada como una diosa del imperio, simbolizando tanto el poder militar como la seguridad garantizada por las armas romanas. Mantener la legitimidad imperial y la hegemonía militar era costoso. Durante el Alto Imperio, el presupuesto estatal total rondaba los 250 millones de denarios, de los cuales aproximadamente dos tercios se destinaban al ejército (otros rubros costosos incluían salarios civiles, el suministro de grano, la infraestructura pública y el patrocinio). Si el PIB era de unos 5 mil millones de denarios, el gasto estatal representaba alrededor de 1/20 del PIB.
Los ingresos anuales del estado provenían de una amplia variedad de impuestos sobre la tierra y la población, además de aranceles, impuestos sobre herencias y manumisiones, y extensas operaciones mineras administradas por el estado.
Pero lo complementa con un análisis económico muy acertado de las constantes plagas a las que estaban sometidos los romanos:
Existe una diferencia verdaderamente categórica entre el cambio climático y las enfermedades infecciosas. El sistema climático, hasta hace poco, funcionaba según su propio ritmo y términos, sin influencia humana. En contraste, la historia de las enfermedades infecciosas está mucho más íntimamente moldeada por la interferencia humana. Las sociedades humanas, en efecto, crean las ecologías en las que los microbios mortales viven, se mueven y existen. De muchas maneras, una consecuencia no intencionada y paradójica del ambicioso desarrollo social del Imperio Romano fue el entorno microbiano letal que fomentó. Sin quererlo, los romanos fueron cómplices en la construcción de las ecologías de enfermedades que atormentaron su régimen demográfico.
Poca broma. Si habéis estado en alguna ruina romana os habréis dado cuenta enseguida de que debían ser muy bajitos, y no era casualidad: la baja estatura es un signo claro de la exposición a parásitos y otras infecciones:
Pero lo mejor, sin duda, es el análisis económico que hace sobre las consecuencias de la Plaga Antonina:
El impacto económico de la peste fue grave. Los precios reales de la tierra —el costo de la tierra expresado en términos de trigo— se desplomaron. De repente, la tierra se volvió menos valiosa, probablemente porque la demanda de esta disminuyó drásticamente. El efecto sobre los salarios reales fue ambiguo. Aunque la mano de obra presumiblemente era más escasa y podría haberse beneficiado del impacto de la mortalidad en forma de salarios más altos, algunos daños a la economía —pérdidas de productividad debido a la recesión comercial o la disminución del capital técnico— impidieron cualquier ganancia detectable para los trabajadores comunes. Sin embargo, los alquileres agrícolas reales señalan un cambio profundo en el peso relativo de la tierra y el trabajo. El precio que los arrendatarios tenían que pagar por arrendar tierras de cultivo se redujo drásticamente y se mantuvo en un nuevo equilibrio durante décadas.
Imperial China, F.W. Mote
Otra obra monumental, la historia de China desde el final de la dinastía Tang (año ~900) hasta el siglo XIX. Si ya sabía poco de la historia de EEUU, de China no tenía ni idea, y este libro ha sido agua de mayo.
Aprovecho para decir que este año he leído bastante sobre China, así que os dejo un esquema que hice sobre las lecturas que recomiendo.
A priori, este libro tenía todas las papeletas para ser mucho más áspero que el resto de libros de historia que aparecen en este post. Pero nada más lejos de la verdad. Creo recordar que este libro nace tras unas charlas que Mote daba a sus alumnos, y se nota que está escrito como una conversación en la que te está intentando explicar algo, y no como un “tratado” en el que simplemente vomite todo lo que sabe de la Historia de China.
Te acercas a un tema hostil, muy largo, denso, donde los personajes tienen 3 ó 4 nombres y encima todos se llaman igual… pero vas muy bien acompañado.
Este libro se centra sobre todo en dos cosas: la evolución de las dinastías (con sus emperadores, consejeros, y tal, contando qué políticas hicieron) y la evolución de la cultura, el arte, el comercio y, sobre todo, la filosofía. Esto último creo que es el mayor añadido del libro respecto a otros similares, aunque destaca en todos los campos que toca.
Y estos temas son importantes, no en vano lo primero que los chinos imprimieron fue a Confucio y, lo segundo, porno:
El nombre sugiere un coqueteo entre las "flores", refiriéndose aquí a las cortesanas y prostitutas de Huajian. Los poemas son palabras de poetas adaptadas a melodías en las nuevas formas musicales de mediados y finales de la dinastía Tang. Los patrones musicales de estas canciones, que los artistas se especializaban en interpretar, determinaban los requisitos de la prosodia ci: es decir, sus líneas largas y cortas con una longitud y número de sílabas específicos, establecían dónde debían colocarse las palabras que riman, entre otros aspectos. Era una prosodia intrincada, que fijaba la forma poética de ci, la cual continuó escribiéndose incluso cuando la forma se separó más tarde de la música, y las palabras dejaron de cantarse, convirtiéndose en un nuevo estándar de expresión literaria.
En la fase temprana del desarrollo de este importante género poético, representada en el Huajian ji, los poemas aún reflejaban su uso como canciones de entretenimiento. No sorprende que la mayoría de ellos sean poemas de amor: languidecientes, románticos y, a menudo, eróticos.
También destaca por la profundidad con la que nos habla de los pueblos “extranjeros”, que serían los gobernantes de China durante la mayor parte de su Historia.
Con la carrera de Abaoji, un jefe Khitán que se convirtió en el fundador de la dinastía Liao, comenzó una nueva fase en las relaciones entre China y sus vecinos del norte. Este líder extraordinario se propuso como objetivo establecerse en la zona de vida sedentaria en los márgenes de China. Para incorporar esta adición a su imperio estepario y con la intención de expandirlo hacia China, ideó el sistema de administración dual, una herramienta eficaz con la que él, sus sucesores Khitán y posteriores conquistadores gobernarían simultáneamente tanto a las poblaciones nómadas como agrícolas, explotando la riqueza de China para construir vastos imperios. Así comenzó el milenio posterior de la era imperial de China.
También pone muchísimo énfasis en la organización civil, y en especial en cómo las distintas dinastías adaptaban sus costumbres esteparias y las mezclaban con la tradición imperial china a la hora de organizar sus fuerzas militares:
Institucionalmente, lo más importante fue el famoso sistema meng'an y mouke, un sistema tradicional pero previamente no desarrollado por completo para movilizar a la población en tiempos de guerra y gobernar en tiempos de paz. En el idioma jurchen, meng'an significa "mil", mientras que mouke probablemente significaba "comunidad aldeana". Los dos términos adquirieron significados como títulos para los jefes que dirigían unidades de combate de 1,000 y 100 hombres; por lo tanto, a veces se traducen como "miliarios" y "centuriones".
Los grupos que dirigían estaban basados en relaciones de parentesco natural dentro de clanes y tribus. Cuando Aguda adaptó estos términos a los sistemas militar y político alrededor del año 1114, comenzaron a referirse tanto a las unidades militares como a los grupos de hogares que proporcionaban los combatientes y los apoyaban, es decir, a las unidades naturales que constituían toda la población jurchen.
Y, sin duda, mi párrafo favorito tiene que ver con la política de uno de los emperadores de asignar una paguita a sus descendientes a cambio de que no trabajen. Eso sí, no se esperaba que en el futuro tuviera más de 100.000 descendientes, la mayoría viviendo en la miseria (un poco como el amo hidalgo del Lazarillo de Tormes).
Pero por no alargar más la cosa, dejad que os ponga otro texto. Ya lo he repetido en otros libros, pero fijaos en cómo te queda muy claro de qué está hablando. Podría haber contado los hechos y ya, pero Mote destaca porque sabe las preguntas que te van a surgir, y sabe que no sólo queremos hechos un un libro de historia, queremos narrativas y explicaciones:
El emperador Jianwen y sus asesores enfrentaron dos graves problemas institucionales en 1398, ambos como legado directo del reinado de Hongwu. El primero era la debilidad institucional, más precisamente la estructura inoperante del gobierno central, resultado de la reorganización poco meditada de Taizu en 1380, cuando abolió la Secretaría Central, sus principales cargos de Consejeros Jefes de la Izquierda y la Derecha, y todos sus asistentes. Sin embargo, el nuevo emperador creía que debía establecer un sistema para delegar la responsabilidad supervisora y las funciones de coordinación a asistentes regulares. ¿Cómo podía hacerlo sin contravenir la explícita redacción de las Instrucciones Ancestrales, que dictaba que cualquiera que propusiera restablecer la Secretaría Central sería decapitado? Fang Xiaoru, reconocido como un profundo estudioso de las instituciones, fue consultado por el nuevo emperador para encontrar una solución a este dilema.
El otro grave problema era la excesiva descentralización del poder militar implícita en los principados creados para los numerosos hijos de Taizu. Regular sus poderes y deberes era un tema central de las Instrucciones Ancestrales del fundador, un documento que Taizu revisó repetidamente hasta casi el año de su muerte. Las amplias concesiones de poderes militares, funciones de supervisión y generosos estipendios anuales establecidas en las primeras versiones de las Instrucciones fueron drásticamente reducidas en la década de 1380, siguiendo el consejo de funcionarios que percibían los peligros de tal nivel de descentralización. En particular, Taizu eliminó el control de los príncipes sobre los guarniciones militares situadas junto a los principados en las fronteras del norte.
The Search for Modern China, J.D. Spencer
Un libro que continúa exactamente donde Imperial China lo deja. Historia de China, desde el siglo XIX hasta casi la actualidad. Y voy a tener que contenerme mucho para no hablar horas y horas sobre este libro.
Todo lo bueno que he dicho sobre Imperial China se aplica aquí. Spencer tiene una comprensión brutal de los acontecimientos, y te los sabe contar. Cada página tiene algo interesante, es una cosa de locos.
He leído muchos libros que tratan el mismo periodo que Spencer, o incluso sub-periodos mucho más breves, pero ninguno me ha aportado la gran cosa. Y no por nada, algunos eran grandes libros, pero The Search for Modern China sabe sintetizar tan bien que en unos pocos párrafos puede contarte, y hacerte entender (¡mucho más importante y para nada trivial!) cosas que otros libros necesitan 300 páginas.
Me gustó mucho este párrafo introductorio sobre el mítico emperador, Kanxi (Mote también le dedica una parte importante de su libro):
Kangxi debe gran parte de su fama a la firmeza con la que promovió la unidad nacional y al vigor de su política exterior. Orgulloso de su capacidad de decisión, a menudo ignoraba los consejos de sus principales asesores, tanto manchúes como chinos, y cuando tenía éxito, se atribuía el mérito. Sin embargo, en varios aspectos importantes, los resultados fueron menos favorables, dejando un legado enredado para sus sucesores. Esto fue especialmente evidente en tres áreas: la disputa en torno a Yinreng, el heredero aparente al trono; las relaciones con los misioneros católicos; y la administración rural.
Desde temprano en su reinado, Kangxi dejó claro que quería evitar una repetición del período de regencia que había llevado al dominio de la corte por parte de Dorgon en la década de 1640 y de Oboi en la de 1660. Por lo tanto, cuando su primera emperatriz le dio un hijo, Yinreng, en 1674, Kangxi actuó rápidamente para nombrar al niño como heredero aparente. Dado que la madre de Yinreng murió durante el parto, su nacimiento adquirió un aura de destino, lo que lo distinguió aún más de sus medio hermanos, nacidos de otras consortes o concubinas de Kangxi.
Me fascinó todo lo relacionado con la Rebelión Taiping, aunque aquí quizás prefiráis un libro algo más narrativo como Autumn in Heavenly Kingdom, de Stephen Platt.
Pero para mí, lo mejor de este libro no es el siglo XIX (que es magnífico) sino el XX. Sabía que era un tema con mucha miga, pero no me esperaba que todo lo relacionado con Mao, Zhou Enlai, Chiang Kai-shek y la invasión japonesa fuera tan complejo. Y tan fascinante.
Paralelamente a los intentos del Guomindang de consolidarse en el sur y el centro de China, estuvieron los esfuerzos de los comunistas en su área base de Yan'an, al norte. Según los acuerdos alcanzados entre Chongqing y Yan'an a finales de 1937, después del asalto japonés a Shanghái, el Ejército Rojo fue constituido como el Octavo Ejército de Ruta bajo un mando nominal nacionalista. En septiembre de ese año, ambas partes se comprometieron a "cooperar" en cuatro áreas críticas, cada una de las cuales representaba concesiones por parte del Partido Comunista Chino (PCCh): trabajar para realizar los Tres Principios del Pueblo de Sun Yat-sen —nacionalismo, socialismo y democracia; renunciar a la rebelión armada, la formación de soviets y la confiscación de propiedades de terratenientes; abolir la estructura de gobierno autónomo del soviet de Shaanxi; y reiterar que los aproximadamente 30,000 soldados del antiguo Ejército Rojo estarían bajo el mando del Guomindang. Chiang calificó correctamente este acuerdo como "un triunfo del sentimiento nacional sobre cualquier otra consideración", aunque el PCCh también seguía aquí la práctica ordenada por la Internacional Comunista (Comintern) para todos los partidos comunistas a nivel internacional.
Por supuesto, todo lo relacionado con el gobierno maoísta también está perfectamente desarrollado. Es muy fácil perderse con tanto nombre, sobre todo cuando tienes a gente como Deng Xiaoping que fue purgada 3 veces, pero Spencer consigue que te enteres sin problemas:
Interconectada con estos cambios fundamentales en la organización política se encuentra la primera gran purga que tuvo lugar en el PCCh desde la fundación de la República Popular. La purga ocurrió a finales de 1953 y principios de 1954, y las dos principales víctimas fueron Gao Gang y Rao Shushi, quienes habían servido respectivamente como comisarios políticos en las regiones de Manchuria y Shanghái. Ambos hombres eran miembros clave de la Comisión Estatal de Planificación, que en ese momento estaba revisando la dirección futura del país.
Aunque habían sido dos de las figuras más poderosas en China, no se dieron razones precisas para su caída, más allá de vagas acusaciones de que habían intentado desarrollar "reinos independientes" o seguir políticas económicas "erróneas". Ambos parecían haber intentado arrebatar el poder a Zhou Enlai y Liu Shaoqi para asegurarlo en sus propias manos, con el objetivo de ocupar las posiciones número 2 y número 3 bajo Mao. Habían discutido sobre estrategias económicas, criticando a Zhou y Liu por su cautela, y aparentemente avivaron el resentimiento entre otros altos cuadros que sentían que sus labores revolucionarias no habían sido adecuadamente recompensadas.
Sin embargo, los dos hombres fueron demasiado lejos en sus maquinaciones, y en una reunión del Politburó en diciembre de 1953, en la que Gao estaba presente, Mao afirmó que ahora existían "dos cuarteles generales en Pekín. El primero, encabezado por mí, agitaba un viento abierto y encendía un fuego abierto. El segundo, encabezado por otros, agitaba un viento siniestro y encendía un fuego siniestro; operaba en la clandestinidad". Después de hacer estas vagas acusaciones, Mao desapareció de la escena pública durante tres meses, supuestamente "de vacaciones", dejando a Liu Shaoqi al frente de la investigación sobre la unidad del partido que llevó a la destitución de Gao y Rao.
Y aunque no es el foco principal, también tiene un gran ojo para los asuntos económicos. Este párrafo, por ejemplo, lo podrían haber escrito Hayek o Kornai sin ningún problema:
Algunas cosas, por supuesto, no transcurrieron sin problemas durante esta etapa del desarrollo de China. Muchos de los trabajadores urbanos, en su gran mayoría recién incorporados, eran analfabetos y completamente inexpertos en el trabajo de fábrica, como ya había sucedido durante el primer gran impulso de crecimiento industrial bajo la égida extranjera en la década de 1920. Equipos modernos y costosos fueron arruinados por errores tan simples como no instalarlos en un plano nivelado o hacer funcionar máquinas sin lubricarlas.
Dado que la alta producción era la máxima prioridad, se prestaba poca atención a la calidad o al atractivo de los productos en el mercado; faltaban variedad e imaginación en la producción. El problema del control de calidad fue resumido acertadamente en un artículo de un periódico chino de 1955, que informó sobre un gerente senior que ordenó a su inspector, Li, que certificara productos de calidad inferior para cumplir con las cuotas. Cuando Li se negó airadamente, el gerente lo ascendió a subgerente. Li, a su vez, presionó a sus antiguos compañeros inspectores para que aprobaran productos defectuosos, ya que ahora era él quien debía cumplir con las cuotas.
Los planificadores estatales de China a menudo carecían de conocimientos básicos sobre los procedimientos, y el propio proceso de planificación estaba plagado de numerosos errores, cuellos de botella en la producción y desacuerdos entre los ministerios industriales en Pekín y los productores locales. Ante las amenazas de los plazos de las cuotas de producción, muchos gerentes se vieron incentivados a acumular reservas no oficiales de bienes.
A mí, personalmente, me gustan los libros de historia llenos de tablas del pib y gráficas. The Search for Modern China no es nada de eso, y aún así es probablemente mi libro de historia favorito, así que imaginaos lo bueno que tiene que ser.
Capitalism with Chinese Characteristics, Yasheng Huang
Ya termino con China, os lo prometo. Pero no podía dejar la ocasión de hablaos de Capitalism with Chinese Characteristics, de Yasheng Huang. El nombre quizás os suene porque es el autor de uno de los mejores libros que leí el año pasado: The Rise and Fall of EAST.
La tesis de este libro es clara:
Permíteme expresar la idea central de este argumento de la manera más explícita y directa posible: los éxitos de la economía china son el resultado de fuentes convencionales como el desarrollo del sector privado, la liberalización financiera y la seguridad de los derechos de propiedad. En las regiones y períodos en los que el crecimiento económico chino ha flaqueado y/o no ha logrado mejorar el bienestar del ciudadano promedio, ha sido consecuencia de intervenciones gubernamentales, políticas y prácticas financieras iliberales, e inseguridad en los derechos de propiedad.
Una segunda idea relacionada con este argumento es que el éxito económico de China es el resultado de un movimiento hacia políticas e instituciones manifiestamente y explícitamente eficientes, no solo como un resultado de políticas e instituciones funcionalmente eficientes. Probablemente esta sea la idea más sólida de las dos que atraviesan este libro, y es en la que me concentro en desarrollar empíricamente.
Y a lo largo de todo el libro, Huang nos hará ver cómo el auténtico boom económico chino ocurrió en el campo durante los años 80, y no en las ciudades llenas de rascacielos que tanto gustan a los wumanos con síndrome polilla. Y este boom fue gracias a políticas pro-mercado y mejoras institucionales, muy en la línea del desarrollo europeo. Es una tesis muy controvertida, pero la argumentación me parece impecable. Recomiendo, eso sí, leer también How Reform Worked in China, de Yingyi Qian, para una perspectiva de la reforma desde el lado del Estado.
El timing es importante:
Como en todos los aspectos de la economía china, los detalles son importantes. Los dos puntos de datos citados por el Banco Mundial transmiten la impresión de que la reducción de la pobreza fue un proceso continuo y uniforme entre 1978 y 1999. Nada está más lejos de la verdad. Veamos los mismos datos oficiales utilizados por David Dollar. En 1978, el número de pobres rurales era de 250 millones (según la línea de pobreza china), pero en los primeros 10 años de reformas, esta cifra ya había disminuido a 96 millones en 1988. La reducción de la pobreza fue de 154 millones. En los siguientes 10 años de reformas, de 1989 a 1999, la cifra de pobreza se redujo solo en 62 millones. Esto fue una fracción de lo que China logró en la década de 1980.
Es importante saber que, aunque las reformas empezaran en el mundo rural, la clave fue la liberalización de la empresarialidad, no el mundo agrícola:
Observamos en los datos de registro de BICA que más del 50 por ciento de los negocios de autoempleo en zonas rurales estaban dedicados al comercio. En SEBS1991, el 72 por ciento de los emprendedores encuestados con antecedentes rurales se encontraba en el sector manufacturero. Por ejemplo, en el negocio de la construcción, las empresas constructoras rurales, y no solo los trabajadores rurales de la construcción, comenzaron a competir con éxito por algunos grandes proyectos en las principales ciudades.
Huang también dedica mucho tiempo a explicar cómo las TVEs, las empresas públicas de transición al capitalismo, por así decirlo, eran un término obtuso que escondían muchas empresas privadas detrás. También tiene numerosas tablas sobre la importancia del crédito rural y todas las magnitudes económicas que os podáis imaginar.
Lo mejor del libro es el cuidado con el que trata todos los textos e indicadores. Yasheng Huang se ha pasado muchas horas analizando las fuentes primarias, y explica de manera muy convincente por qué las interpretaciones típicas que los economistas occidentales suelen hacer de ellas no son correctas.
Él también argumenta que, tras Tiananmen, los políticos chinos se acojonaron y cambiaron el enfoque de mercado del mundo rural a uno mucho más urbano, que era más fácil de controlar.
Mi conjetura, aunque aún no está empíricamente comprobada, es que los efectos económicos de Tiananmen fueron en realidad mucho más duraderos de lo que se creía anteriormente. Un efecto observable de Tiananmen es que los antecedentes y perspectivas de los líderes chinos antes y después de este evento fueron muy diferentes. Muchos de los líderes reformistas previos a Tiananmen, simbolizados en particular por Zhao Ziyang, habían alcanzado prominencia nacional gracias a su gestión económica en las provincias rurales pobres. Más que cualquier otro político, Zhao Ziyang y Wan Li habían liderado las transformadoras reformas rurales de China en las provincias de Sichuan y Anhui, respectivamente.
Los líderes de la década de 1980 representaban la parte rural de China y, por implicación, una orientación más orientada al mercado. Su caída estuvo detrás del sesgo cada vez más urbano en la orientación de las políticas económicas de China en la década de 1990.
Lo mejor del libro llega cuando aplica todos los conceptos que ha ido desarrollando a una de estas ciudades, Shanghai:
El modelo de Shanghai se puede caracterizar por tres elementos clave. El primero es la intervención contundente del estado en la mayoría de los asuntos microeconómicos. El segundo es que la ciudad tiene el sesgo anti-rural más evidente en su orientación política en todo el país. (Y, según la línea de razonamiento desarrollada en este libro, una orientación política anti-rural es fuertemente anti-mercado). El tercero es una liberalización sesgada que privilegia a los capitalistas extranjeros, es decir, la IED (Inversión Extranjera Directa), y restringe y discrimina contra el capitalismo autóctono.
El capítulo concluye con algunas conjeturas amplias sobre las verdaderas razones detrás del "milagro de Shanghái": la ciudad, aprovechando su posición política privilegiada, fue fuertemente subsidiada por el resto del país.
En especial, este párrafo comparando Shanghai con Shenzen (una de las primeras 4 zonas económicas especiales) me parece especialmente esclarecedor:
La encuesta del sector privado de 1995 (PSS1995) proporciona otra comparación entre Shanghái y Shenzhen, esta vez enfocándose en negocios privados más establecidos y de mayor tamaño.
PSS1995 encuestó a 83 empresas del sector privado en estas dos ciudades, manteniendo el mismo tamaño de muestra en ambas. Los resultados muestran que el tamaño promedio de empleo en las empresas privadas de Shenzhen era significativamente mayor que en Shanghái (91 empleados por empresa en Shenzhen frente a 55 en Shanghái). Otro indicador del nivel de desarrollo de las empresas privadas es el alcance geográfico de sus operaciones. En la muestra de Shanghái, la mayoría de las empresas (64.8%) vendían sus productos localmente, en comparación con el 35.7% en la muestra de Shenzhen.
Dado que las empresas de Shanghái eran menos maduras, dependían en mayor medida de las empresas estatales (SOEs). En la muestra de Shanghái, el 48.8% de las empresas obtenían productos de las SOEs, en contraste con el 28.9% en la muestra de Shenzhen.
En resumen, un libro fundamental para entender la transición económica China. Creo que no es del todo aplicable a partir del año ~2004, pero si no entendemos estas bases, difícilmente entenderemos lo de ahora.
The Future of Europe, Alberto Alessina
Sobre este libro no me voy a extender porque ya le dediqué un post, pero es básicamente uno de los mejores libros de economía que he leído. Integra un análisis muy riguroso de los datos con una visión de conjunto que suele fallarle a los economistas, y lo aplica a un tema absolutamente fundamental.
Una pena que Alessina haya fallecido hace unos pocos años, porque este libro está más vigente que nunca:
El futuro de Europa: Reforma o declive
Los europeos trabajan menos, toman vacaciones más largas y se jubilan temprano. Los estadounidenses están dispuestos a soportar los altibajos, las quiebras y los períodos de desempleo como una parte necesaria de una economía de mercado. Los europeos tienden a mantener el mismo trabajo durante la mayor parte de su vida, los estadounidenses cambian de tra…
Y el MVP va para…
Esta vez lo tengo mucho más claro que el año pasado.
El mejor libro es The Search for Modern China.
El segundo puesto probablemente se lo merezca The Future of Europe. Probablemente este sería el libro que más recomendaría leer de los que he leído este año, y en general, de todos lo que he leído.
Pero Spencer hace un trabajo que va mucho más allá de lo sublime. Su capacidad de condensar temas tan complejos e importantes simplemente no tiene competición. Después de ese libro he leído mucho más sobre el tema, pero prácticamente todo era comentario. Libros de casi 1000 páginas no me han aportado mucho más de lo que hace este libro en un par de capítulos, y eso para mí es invaluable.
Los que se quedan a las puertas
Money and its use in Medieval Europe, Peter Spufford
Este es el libro que os he nombrado antes, el complemento perfecto a Glyn Davies.
Su nombre deja claro de que va, y es, sin duda, lo mejor que se ha escrito sobre el tema. La cantidad de detalle es abrumadora, y hay que admitir que este libro es café para los muy cafeteros, pero si te interesa el tema entonces es indispensable.
He de añadir que este libro empieza recomendando Dinero, Precios y Civilización en el Mundo Mediterráneo, de Cipolla, y yo hago lo mismo porque es otra de las mejores lecturas sobre el tema.
A continuación, Spufford nos cuenta cómo el dinero fue desapareciendo tras la caída del Imperio Romano, dando paso al feudalismo:
En el Imperio Bizantino, las conquistas de los ávaros y los persas a finales del siglo VI y principios del siglo VII provocaron una reducción abrupta de la base imponible del imperio. Como resultado, el gobierno disponía de mucho menos oro y enfrentaba grandes dificultades para pagar a los ejércitos, cada vez más necesarios para la defensa. Heraclio, quien asumió el gobierno en el año 610, en medio de una serie de catástrofes militares, cambió el sistema de pago de una gran parte de los soldados nativos de oro a tierra. Amplias áreas de tierras imperiales en Asia Menor se dividieron en pequeñas parcelas que se otorgaron a los reclutas con la condición de que prestaran servicio militar hereditario.
Un punto fundamental de la obra, y que yo desconocía completamente, es la reforma carolingia. Un intento de volver al dinero romano:
Alrededor del año 792, Offa incrementó el peso de sus nuevos y amplios peniques para alinearlos con los denarios de Carlomagno. Sin embargo, casi de inmediato, Carlomagno aumentó aún más el peso de sus propios denarios como parte de su reforma general de pesos y medidas. La aceptación universal de los nuevos denarios más pesados fue ordenada en el Concilio de Frankfurt en mayo de 794. Aunque seguían siendo de un módulo muy fino, eran aún más anchos que sus predecesores; en lugar de tener 15 milímetros (0.6 pulgadas) de diámetro, alcanzaban unos 20 milímetros (0.8 pulgadas), tan anchos como un penique británico actual o una moneda de un cuarto de dólar estadounidense. Su peso previsto era de poco más de 1.7 gramos, y 9 de los nuevos denarios equivalían a 12 de los antiguos. Este fue el estándar que los sucesores de Carlomagno intentaron mantener en su moneda a lo largo del siglo IX.
De este estándar se pueden medir los distintos grados en los que los gobernantes de diversas partes de Europa permitieron que sus monedas se desviaran de un estándar común que se aplicaba tanto en Alemania occidental como en el norte de Italia, además de en la España cristiana y lo que hoy es Francia, independientemente de si sus monedas se conocían como pfennigs, denari, dineros o deniers.
El grado de control sobre la moneda, tras la reforma de Carlomagno, se reflejaba en la uniformidad de la misma en todo el imperio. Esto contrastaba notablemente con la diversidad que existía al inicio de su reinado. Los primeros denarios, aunque reconocían la autoridad del rey, eran toscamente elaborados y daban la impresión de haber sido diseñados localmente, según el gusto de los acuñadores individuales y la habilidad de los herreros disponibles para cortar los troqueles. Los denarios reformados y pesados tenían un diseño cuidadoso. Los troqueles eran evidentemente cortados de manera centralizada y solo se diferenciaban de una ceca a otra en el nombre de la misma y en el uso del título adicional de "rey de los lombardos" en los denarios acuñados en Arlés o Italia. En un momento dado, incluso se consideró centralizar aún más la producción de monedas necesarias en una sola ceca palatina en Aquisgrán.
Y podría seguir hablando de todos los temas que trata, como la progresiva monetización de la sociedad, la adopción de las monedas grossi, la hambruna de metales del Renacimiento… pero como no es cuestión de alargarse demasiado, os dejo con mi parte favorita: cómo la esclavitud fue el último mecanismo que tenía Europa para defender su moneda.
El comercio con Oriente Medio desde Arelate y desde Italia había sido tradicionalmente uno en el que las importaciones de Europa Occidental superaban ampliamente las exportaciones. Este comercio había drenado a Europa Occidental de oro hacia finales del siglo VII y estaba llevando consigo plata durante gran parte del siglo VIII. Sin embargo, a finales del siglo VIII, el equilibrio cambió, al menos temporalmente. Una de las consecuencias naturales de la gran expansión franca bajo los carolingios fue la disponibilidad de un gran número de cautivos, que podían ser utilizados como esclavos dentro de Frankia o vendidos más allá.
Por ejemplo, las campañas de Carlomagno entre 793 y 800 trajeron consigo grandes grupos de esclavos sajones y ávaros en rápida sucesión, pero estos solo formaban parte del flujo continuo de esclavos que era tan característico de las conquistas francas como lo había sido anteriormente de las conquistas romanas. En el siglo IX, la zona clave de expansión fue la frontera oriental, a expensas de los eslavos. Tantos eslavos fueron reducidos a la esclavitud que la misma palabra llegó a ser sinónimo de esclavo, y sclavus reemplazó a servus como el término estándar para referirse a un...
Flowers of Fire, Hawon Jung
Flowers of Fire es un relato sobre el movimiento feminista de Corea del Sur. Por desgracia, he perdido mis anotaciones, así que esta vez no pondré ningún fragmento.
Corea del Sur es fascinante, en muchos aspectos. Y la brutal caída en la natalidad que han experimentado en tan poco tiempo es uno de ellos. ¿Tiene que ver con el movimiento feminista? No lo sé, pero razones tienen para quejarse.
Buena parte del libro es un relato sobre lo oprimidas que están las mujeres en este país. Pero a diferencia de los libros homólogos occidentales, aquí no son chorradas ni exageraciones. El capítulo sobre el acoso con cámaras espía, por ejemplo, es realmente terrorífico tanto por sus cifras como por las historias particulares.
La autora a veces se columpia, como cuando trata de hacer de menos las acusaciones de Johnny Deep hacia su exmujer (alegando que perdió un juicio contra el periódico The Sun, cuando cualquier persona que haya indagado lo más mínimo en el tema sabe que eso no tiene nada que ver). Aún así, me parece un libro bastante recomendable. Quizás es el que menos me gusta de esta lista, pero no deja de ser una gran lectura.
Menos Utopía y más Libertad, Juan Antonio Rivera
Juan Antonio Rivera es, para que los que estéis algo puestos en el mundillo me entendáis, Capella pero bien. También recomiendo mucho su libro más reciente, Moral y Civilización.
En Menos utopías y más libertad, Rivera desarrolla las diferencias que experimenta una sociedad al pasar de una tribu de unos pocos miembros a una gran sociedad. Para los que hayáis leído psicología evolucionista, o a Hayek mismo, ninguna de estas ideas os pillará por sorpresa.
El libro utiliza todo esto para argumentar por qué el liberalismo es un mejor sistema que las alternativas para las sociedades actuales.
Daniel Dennett menciona el caso de una secta religiosa, la de los hutteritas, originada en Europa en el siglo XVI pero trasladada a Norteamérica en el siglo XIX. Esta secta funciona como una especie de comunidad platónica, un enjambre humano con una moralidad sobreexigente y heroica, en la que se desestima tanto el nepotismo (favorecer de manera especial a los familiares) como el altruismo recíproco, ya que dar con la expectativa de obtener algo a cambio se considera inmoral.
Bajo un régimen disciplinario severo y aislándose de influencias externas (se prohíben los matrimonios con personas ajenas a la secta, el simple hecho de hablar con extraños o leer libros no autorizados), el grupo actúa como un superorganismo en el que cada individuo se percibe a sí mismo como una célula que trabaja por el bien común. Dennett plantea la provocativa pregunta: "¿Le apetece a usted convertirse en hutterita, en un altruista y antiindividualista tan extremo? ¿Le gusta la idea de convertirnos, nosotros y nuestros hijos, en esclavos por el summum bonum de nuestros grupos?"
Un caso aún más extremo de conducta contraria a la naturaleza humana es el de la secta rusa de los jlysty, que practicaban la castración de sus adeptos. Por supuesto, estas prácticas tienen límites claros y no suelen perdurar. Sin embargo, también es evidente que únicamente con nuestras predisposiciones genético-morales más básicas es imposible sostener la civilización. Como afirma Wilson: "El altruismo puro, basado en la selección de parentesco, es enemigo de la civilización".
Lo que distingue a este libro de otros similares es la profundidad. Yo ya me consideraba bastante experto en esto, pero he aprendido mucho más de lo que esperaba.
El libro también está plagado de citas muy memorables a montones de autores. Me fascina esta de Ortega y Gasset en el prólogo:
El liberalismo es la suprema generosidad: es el derecho que la mayoría otorga a las minorías y, por lo tanto, el grito más noble que ha resonado en el planeta. Proclama la decisión de convivir con el enemigo, más aún, con el enemigo débil. Era inverosímil que la especie humana hubiese llegado a algo tan hermoso, tan paradójico, tan elegante, tan acrobático, tan antinatural.
Pero sin lugar a dudas el párrafo que más ha resonado conmigo es este, que tiene importantes implicaciones para la teoría del desarrollo económico y político; pero sobre todo, personales:
Leamos, por ejemplo, las cosas tan poco kantianas que, en su magnífica novela La ilustre casa de Ramires, el escritor portugués Eça de Queirós pone en boca del padre Soeiro:
"Mire: a veces hay un hombre muy serio, muy puro, muy austero, un católico que no ha hecho más que cumplir con el deber y la ley... Y, sin embargo, nadie lo quiere ni lo busca. ¿Por qué? Porque nunca dio, porque nunca... nunca... nunca.
Y, al lado, hay otro, liviano, despreocupado, que tiene defectos, que tiene culpas, que hasta se olvida del cumplimiento del deber y que incluso ofende a la ley... Pero es amable, generoso, obsequioso, servicial, siempre con una palabra grata, con un gesto cariñoso... Y por eso todos lo quieren. Y, ¡Dios me perdone!, si incluso Dios mismo también lo prefiere...".
Day of Reckoning, Benjamin Friedman
Este año he leído muy pocos libros de economía como tal. Aunque, bueno, ¿supongo que esto es historia económica? Day of Reckoning es un libro sobre la economía durante el mandato de Ronald Reagan.
Por desgracia, aquí también he perdido mis anotaciones. Y es una lástima mucho mayor que con Flowers of Fire, porque este libro lo tenía a reventar de notas sobre los datos y las gráficas.
Lo recomiendo muchísimo a todos los liberales. El libro es muy crítico con Reagan, pero las críticas vienen desde una base económica muy sólida. Si lo critica no es porque no le gusten las ideas con las que se asocia al presidente americano, sino porque en la práctica hizo lo contrario de lo que prometía.
Y a mí me gusta mucho Reagan, pero hay que admitir que fue el principal artífice del modelo global en el que EEUU es una fábrica de deuda pública y balanzas comerciales negativas.
Si queréis saber por qué, además de todos los entresijos políticos de la época, los debates que había en ese momento y las consecuencias que todo esto tuvo a largo plazo, este es vuestro libro.
El Fracaso de la Revolución Industrial en España, Jordi Nadal
Todo un clásico. Probablemente, el libro que más veces he visto citar sobre este tema, que tiene una importancia capital y cuyas consecuencias llegan hasta día de hoy.
Me recuerda un poco al de Spufford, en el sentido de que es absurdamente detallista, contándote hasta el lugar de nacimiento de todos y cada uno de los accionistas de una mina perdida en Valdepeñas. Ah, y también recomienda leer a Cipolla en el prólogo.
Se nota que es un historiador económico de los que a mí me gustan, de los que combinan buena teoría económica con muchas horas en el Archivo.
De todo lo que cuenta, me sorprendió mucho esto, porque es exactamente el mismo problema que tenemos ahora:
En el año 1870, el líder federalista Pi y Margall, quien tres años más tarde sería proclamado presidente de la Primera República, aprovechó un debate parlamentario para reiterar:
«Los capitales están a precios fabulosos. Distraídos en las continuas operaciones con el Tesoro y en la compra y venta de efectos públicos, donde obtienen cuantiosas ganancias, no se prestan a favorecer a la industria ni al comercio.»
También me parece muy relevante esto sobre el Banco de España:
En 1874, el Banco de España, sucesor de las instituciones previas del Tesoro, obtuvo el privilegio de monopolio en la emisión de moneda. Este cambio, destinado a reforzar su dependencia respecto del gobierno, respondió a una grave crisis fiscal. Según la parte dispositiva del decreto:
«Abatido el crédito por el abuso, agotados los impuestos por vicios administrativos, esterilizada la amortización por el momento, es forzoso acudir a otros medios para consolidar la deuda flotante y sostener los enormes gastos de la guerra [...]. En tan críticas circunstancias [...], el ministro que suscribe [Echegaray] se propone crear un Banco Nacional, nueva potencia financiera que venga en ayuda de la Hacienda Pública.»
Este contexto refleja la búsqueda desesperada de soluciones fiscales en un período de intensas dificultades económicas y políticas.
Con su consecuencia obvia:
La actitud del Banco de España hacia el sector privado comenzó a cambiar significativamente a partir de finales del siglo XIX. Este cambio se manifestó especialmente en 1902, cuando la entidad comenzó a otorgar créditos preferenciales a empresas mercantiles, industriales, agrícolas, y también en la apertura de cuentas corrientes en oro para pagos. Previamente, en 1891, el banco había permitido la pignoración de ciertos valores industriales y comerciales, un movimiento que coincidió con el viraje proteccionista del mismo año.
Estas medidas representaron, por primera vez, una voluntad de colaborar efectivamente en el desarrollo económico de la nación. Sin embargo, llegaron demasiado tarde. Para entonces, el sistema bancario privado ya se había consolidado, y la intervención del Banco de España ya no era tan necesaria. Si este apoyo se hubiese dado cincuenta o sesenta años antes, su impacto podría haber sido decisivo.
En lugar de ello, durante gran parte del siglo XIX, las operaciones del Banco de España con particulares tuvieron un carácter marginal. Esto queda demostrado por el hecho de que, entre 1829 y 1843, aproximadamente el 75 % de los beneficios de la entidad provinieron de operaciones con el gobierno. Este enfoque estuvo marcado por la monetización directa de la deuda, como se observó tras 1874, cuando el banco adquiría la deuda emitida por el Gobierno para cubrir déficits presupuestarios recurrentes.
En contrapartida, el Banco emitía billetes al portador que entregaba al Estado para realizar pagos, lo que derivó en la devaluación de la peseta (con una depreciación del 33 % a finales del siglo) y en crecientes tensiones inflacionistas, agravadas desde 1895 por las últimas guerras coloniales. Este modelo de monetización directa de la deuda fue uno de los principales factores detrás del deterioro del sistema financiero y la economía nacional en esa época.
Sin duda, lo mejor del libro es su análisis tanto de los ferrocarriles como de las desamortizaciones. Sobre lo primero, atentos a esto:
El sistema financiero español, desarrollado a principios del siglo XIX, mostró una preferencia marcada por el negocio ferroviario. Durante aproximadamente una década, hasta 1865, este sector galvanizó los flujos dinerarios más importantes del país.
Un ejemplo claro de esta tendencia es que, para 1864, las compañías concesionarias de ferrocarriles habían logrado atraer un capital total de 6.212 millones de reales, en contraste con los modestos 941 millones invertidos en la constitución de sociedades manufactureras en ese mismo período.
Este dato refleja la prioridad otorgada al desarrollo ferroviario sobre otras actividades industriales y manufactureras, que quedaron relegadas en un momento clave para la diversificación económica del país. La apuesta casi exclusiva por el sector ferroviario tuvo consecuencias a largo plazo en la estructura económica y el desarrollo industrial de España.
Esto ocurrió tal cual en la India:
En el caso español, la alternativa no parece haberse planteado entre ferrocarriles e industria, como sostiene Tortella, sino entre un sistema ferroviario y otro sistema ferroviario. Durante la segunda fase de desarrollo ferroviario, que abarca desde la Ley de Ferrocarriles de 1855 hasta la crisis de 1866, la red se construyó con prisa y sin una planificación adecuada, porque el negocio estaba centrado en la construcción, no en la operación futura.
El futuro de la explotación económica importaba poco, ya que, independientemente de los resultados, el sistema contaba con un enorme "pararrayos" estatal que cubría todos los riesgos. Este respaldo incluía subvenciones cuantiosas, la impunidad para las compañías que no pagasen dividendos y autorizaciones para convertir la emisión de obligaciones en una espiral creciente de deuda.
Entre 1860 y 1865, este sistema resultó en un auge constructivo, pero a expensas de una explotación sostenible y eficiente de la red ferroviaria. La falta de previsión y dependencia del respaldo estatal generó una estructura económica vulnerable y una red ferroviaria que, aunque extensa, no estaba diseñada para garantizar su rentabilidad ni sostenibilidad a largo plazo.
Aquí tenemos a George Stephenson hablando sobre el AVE Madrid-Norte:
George Stephenson, pionero del ferrocarril en Inglaterra, fue enviado a evaluar las posibilidades ferroviarias en España en 1845. Tras un mes en el país, expresó su escepticismo con la siguiente observación:
He estado un mes en el país, pero no he visto en todo ese tiempo suficientes personas adecuadas para llenar un solo tren.
¿Y qué decir del bueno de Mendizábal?
La supresión del régimen señorial perjudicó notablemente a los campesinos, quienes pasaron de ser siervos con acceso a la tierra a hombres libres pero despojados de ella. Por otro lado, la aristocracia se benefició, ganando en propiedad efectiva mucho más de lo que perdió en derechos jurisdiccionales. Este desenlace traicionó las intenciones de los legisladores de Cádiz y tuvo como consecuencia la consolidación del latifundismo seglar, principalmente en manos de la nobleza.
"En un buen número de casos en que los señores poseían solo la potestad pública en sus tierras, aquellos burlaron la Historia: trocaron su señorío en propiedad, los impuestos en renta, y cometieron el mayor de los despojos de aquel tiempo al convertir en colonos a los verdaderos propietarios."
La política de los reformadores burgueses en España terminó sirviendo a los intereses de los magnates, consolidando un sistema económico que favoreció a la aristocracia. Como se ha señalado: "Esto es la revolución francesa hecha al revés; aquí, quienes han abolido el régimen señorial e implantado el capitalismo en el campo han sido los propios señores, aunque, naturalmente, en su provecho."
Este contexto explica algo que con el esquema francés sería difícil de entender: que la aristocracia latifundista estuviera al lado de la revolución en España, mientras que un amplio sector del campesinado apoyara la reacción.
Además de todo esto, el libro tiene importantes análisis cuantitativos y hace sus propios estudios. Pero ya me paso de longitud, así que saltemos al siguiente libro.
Obras de ficción
Aquí me voy a entretener muy poco.
En primer lugar, quiero recomendar Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes. Es una obra de teatro (recomiendo poneos una grabación o un audiolibro) que va, exactamente de eso, del monólogo que una viuda tiene 5 horas frente al cadáver de su marido. Esta es mi obra de teatro favorita, muy por encima de las de Shakespeare. Lo que me ha llegado a tocar la patata no tiene ningún sentido, en especial la recta final.
Otro audiolibro que me ha gustado mucho ha sido Mujercitas, de May Alcott. Es muy enternecedora, muy “heart-warming”, y la narración le sumaba muchos puntos a este aspecto. Su fama está completamente merecida. También he leído y disfrutado bastante Orgullo y Prejuicio de Jane Austen.
Cambiando de tercio, La Luna es una Cruel Amante, de Robert Heinlein (sí, el de Stormtroopers) me ha encantado. Es una obra sci-fi ancap con algunos momentos muy buenos de filosofía política, como cuando explican el sistema de justicia de la Luna, pero también es encantadora por parte de sus personajes. Y mira, me gustó la trama, aunque no es lo principal de la obra. En resumen, uno de los libros con más personalidad que he leído, realmente profundo y entretenido.
Otra gran obra que me ha gustado muchísimo más de lo que esperaba ha sido El Fantasma de la Ópera, de Gaston Leroux. La historia, o sea, la trama, me ha parecido muy entretenida y lo bastante buena como para mantenerme enganchado; y toda la obra derrocha carisma en cada página. Recomiendo muchísimo su tema más icónico, y me muero de ganas de ir a Madrid algún día a escuchar el musical.
Pero no todas las obras tienen un musical, algunas tienen una película. Y Matar a un Ruiseñor, de Harper Lee, es una magnífica película que se basa en otro magnífico libro. Recomiendo ambas, pero me quedo con el libro porque pierde mucho más tiempo en hacer que te encariñes con los niños, para luego contar la historia desde su perspectiva y hacer que todo quede mucho más emotivo.
Pero si de adaptaciones hablamos, pocas obras han tenido más que El Quijote, de Cervantes. Probablemente, ninguna le haya hecho justicia. Yo no esperaba mucho de este libro, pero me ha dado una gratísima sorpresa. Es realmente entretenido, y aunque no tenga una “historia” como tal, las constantes referencias a hechos y personajes de capítulos anteriores le dan una estructura que hace que no te aburras. Por lo demás, es bastante gracioso. Y las partes serias, en especial los discursos de el Quijote a Sancho, son sublimes. Pero cuando piensas que has dado con una gran obra, de repente llega la parte dos y la cosa se pone aún mejor, volviéndose mucho más meta. Todo para culminar en uno de los mejores finales de toda la literatura que he leído (el cual, por desgracia, el Estado me spoileó forzosamente en bachillerato).
Aunque si hablamos de clásicos que me han gustado, no puedo dejar de comentar las dos obras de Vladimir Nabokov: Lolita y Pálido Fuego. Las dos me parecen fantásticas, y claramente Lolita se merece su fama por su calidad y no es sólo que el lobby literario sea muy pederasta. La segunda parte, eso sí, tiene un interludio bastante aburrido, aunque lo compensa con un primer y último tercio magnífico. Recomiendo el libro bastante por encima de la película de Kubrik, conectas muchísimo más con el protagonista, y todo el tema de Cue está mejor planteado (aunque los cambios que hacen a este tema en la película son lo mejor de la obra). Digo que está mejor planteado porque me gustan los puzles y las referencias, y por eso Pálido Fuego me gustó aún más que Lolita. En Pálido Fuego seguiremos los comentarios de un señor al poema de su difunto amigo. Pronto veremos que este señor no está del todo bien de la azotea, aunque si indagamos un poco más iremos viendo capa tras capa de complejidad, hasta dar con una historia realmente triste. Recomiendo muchísimo ver este vídeo al final de la lectura, después de daos 2 ó 3 días para reflexionar sobre la obra.
Por lo demás, no podía faltar mi autor favorito, Brandon Sanderson. Mientras escribo este post estoy leyendo Viento y Verdad. Así que, por supuesto, también he leído Juramentada y El Ritmo de la Guerra. Todo obras magníficas. Sublimes. Mi favorita es el Ritmo, a falta de terminar la quinta, pero según el día que me preguntas quizás te diga otra. Así de buenas son todas.
También he leído la segunda era de Mistborn, que ha sido justo lo que esperaba: un desarrollo fascinante del nuevo mundo, grandes nuevos personajes y una historia más comedida. Aunque bueno, sobre esto último hay que decir la cosa se va bastante más de madre de lo que esperaba en el último libro, con una explosión brutal de lore en la que la saga da un salto cualitativo en la escala del Cosmere. Como a la mayoría de gente, a mí me sigue gustando más la primera trilogía, pero la Segunda Era es una sucesora más que digna.
Decepciones
Aquí sólo voy a hablar muy rápidamente de los libros de los que esperaba mucho más. No voy a comentar, yo que sé, La Filosofía Bitcoin, porque no esperaba nada. Todo sea dicho, he leído muy, muy pocos libros que ya sabía que eran malos (se suma alguno que descargué en audiolibro por gente que me lo pidió en Twitter, más por las risas que por otra cosa), aunque sí ha habido decepciones importantes.
Mi mayor decepción ha sido la literatura griega, en particular la Ilíada, la Odisea, las comedias de Aristófanes (aunque Lisístrata tiene un par de chistes muy buenos) y las tragedias de Sófocles y Eurípides. Mi problema con todas estas obras es más o menos el mismo: creo que hemos mejorado muchísimo a la hora de contar historias. Las historias, como tal, tienen mucho potencial; pero he sido incapaz de que me lleguen. Puedo disfrutarlas meramente en el plano intelectual, pensando cosas como “ajá, qué triste que estos dos personajes sean unas marionetas en las manos del destino/de los dioses”, pero no tiene personajes con los que me haya encariñado (¿quizás porque son personajes populares que todo el mundo ya conocía en esa época?), ni he visto giros de trama inesperados que fuercen un desarrollo de personaje inesperado, ni nada por el estilo. Edipo Rey, considerada por Aristóteles la tragedia definitiva, me parece el ejemplo perfecto de cómo la forma de contarla le quita toda la emoción, al menos para mí. Otro ejemplo sería Medea. Me imagino cómo sería un anime bien hecho de esta obra, y es que la diferencia de calidad es de años luz. Y eso que RTVE tiene una representación teatral sublime.
Por lo demás, los romanos me han dado alguna más alegría que los griegos. El Asno de Oro, de Apuleyo, me ha parecido bastante entretenido. El protagonista, en particular, me ha parecido muy moderno, recordándome a Cuzco de El Emperador y sus Locuras (no sólo por la transformación en animal) y a varios protagonistas de Novela Visual. La narración que va haciendo de los hechos, dirigiéndose directamente al lector, es lo mejor de la obra. Y, por su parte, la Metamorfosis de Ovidio es un texto precioso. Me pasa, eso sí, que tampoco disfruto demasiado de las historias (muchas de ellas contradictorias, una cosa que siempre he odiado de la mitología, como amante del lore que soy), sino de la escritura. También se me hace demasiado largo y repetitivo, pero es probablemente el libro mejor escrito que he leído.
Otra decepción importante han sido los libros de El Señor de los Anillos, de Tolkien. Son mis películas favoritas, y los libros tienen alguna que otra cita legendaria, pero en general me han parecido bastante pobres. Se recrea muchísimo en algunas partes que no le importan a nadie, y luego se salta directamente partes que son interesantes (las películas hacen lo contrario). El Silmarilion ya es otro rollo, pero iba sobre aviso. Infumable, en todo caso.
Muy relacionado con Tolkien, Cartas del diablo a su sobrino, de Lewis, ha sido otra decepción. Esperaba un libro lleno de humor inteligente, reflexiones bien tiradas y cosas así. En cambio, sólo me he reído una vez, y fue en la primera carta. Sobre las reflexiones, mucho peor de lo que esperaba (ya sabía que no me iba a convencer, pero esperaba algo mejor). Destaco la crítica que hace a los “ateos cristianos” que pululan hoy por tuiter, y también a los “creyentes utilitaristas”. Por lo demás, sí, hay bunas historias y buenas citas, pero esperaba mucho más.
The Man from the Future, una biografía de von Newman, es otro libro que no recomendaría a nadie. Demasiado centrado en las ideas teóricas y poco en von Neuman. Poco interesante, así en general.
Not the End of the World, de Hanania Ritchie o algo así, es otro que me ha decepcionado, pero este sí lo recomendaría a alguien. La forma más rápida de definirlo es “un Excel para la gente muy de izquierdas y mucho de izquierdas no se suicide”. Trata sobre cómo está mejorando el mundo en temas ambientales y tal. Pero meh, los análisis me parecen demasiado superficiales, cuando no mal atinados. Y todo está rodeado de una retórica muy izquierdista que puede servir para vendérselo a alguien de ese rollo, pero que le quita mucha calidad argumental.
Tampoco me ha gustado demasiado la Trilogía de Dikotter sobre Mao, aunque a su segundo libro le haya dado la máxima nota en Goodreads. Tengo bastante claro que Dikotter quería escribir la mitad de esa obra, le fue bien, y tiró con todo lo demás. Pero la parte verdaderamente buena, la que aporta y la que te penetra el corazón, es la mitad del segundo libro. Recomiendo mucho leer eso. ¿El resto? Pues no es que esté mal, pero para mí carece bastante de interés, sobre todo después de haber leído tanto sobre China. De China, Factory Girls también me ha decepcionado algo, pero por nada en especial. Y no sé si decepcionado porque no esperaba mucho, pero la saga de Realidades del Socialismo de Boettke and Company ha sido, por lo general, una pérdida de tiempo.
Y para terminar, Moby Dick. No he leído en mi vida nada peor que Moby Dick. Ojo, que empieza bastante bien. Pero se vuelve insufrible. Melville ni siquiera te da el gusto de que la ballena mate a Ismael y lo calle de una vez.