Arreglando España sin morir de aburrimiento en el intento
+10 propuestas que nunca le oiréis a un economista
Un grupo de economistas muy centrados y muy tecnócratas han sacado un libro con el que intentan arreglar España. Está muy bien, pero es extremadamente soporífero (supongo, no lo he leído), así que me he propuesto poner mi granito de arena con unas cuantas soluciones que no sólo harán de este país un lugar mejor, sino que espero entretengan al lector en los 10 minutos que le dure la lectura.
Bombardeen las facultades de Humanidades
Las Humanidades son pasatiempos para ricos. Están muy bien, a mí hay disciplinas de este tipo que me encantan, pero somos pobres, asumámoslo.
España no necesita ni historiadores ni periodistas. En una sociedad decente el coste de estas carreras sería altísimo, como el de otros hobbies como aprender a tocar el piano, pero ahora mismo está tan subvencionada que cada año decenas de miles de jóvenes malgastan sus mejores años en… bueno, vedlo vosotros mismos:
Toda carrera que te de más de 1/5 de probabilidades de estar en el 1/5 más pobre de los trabajadores (ya no hablemos de la probabilidad de acabar en el paro!) merece ser tratada como lo que es: un hobby.
El daño hecho es tan grande que no sólo es necesario eliminar ipso facto toda subvención a estos estudios, para corregir deberemos cerrar durante algunas décadas estas facultades. “¡Pero lo pasaremos muy mal por estar 10 años sin nuevos periodistas!” —dijo nadie nunca.
Por supuesto, hay gente dentro de todas estas carreras que realmente aportan mucho valor. El 1% de los mejores biólogos o fisioterapeutas son muy necesarios. Por suerte, esta gente es tan inteligente que no tendrá problemas en estudiar su pasión por medios alternativos.
FPs a los 10 años y streamline a los niños listos
En la ESO yo estuve en el Consejo Escolar de mi instituto, una decisión que tuve que tomar para poder malversar conseguir fondos y mejorar la pista de baloncesto que usábamos (lo conseguí).
Una cosa que en su día me llamó la atención de las reuniones eran los problemas que había de gente que quería cursar una FP pero no podía porque era demasiado joven.
Una profesora mía repetía muchas veces que “desde 4to o 5to de primaria hay niños que se sabe que no van a terminar la ESO, pero tienen que cursar más de la mitad antes de poderse cambiar”.
Esto es un problema por partida doble: por un lado perjudica a estos alumnos a los que se les somete a 6 horas de tortura sin obtener ningún resultado, y por otro joden al resto por estar dando por culo durante las clases.
La solución es obvia: hay niños que no valen para estar 6 horas sentados en un pupitre, llévenlos a mover ladrillos, serrar maderos, doblar hierros y quizás soldar circuitos.
Por ti. Por ellos. Por todos.
Además, seamos sinceros, buena parte de la educación es una carrera de ratas en la que compites por señalar que eres listo y trabajador, no consiste (mayoritariamente) en aprender cosas realmente útiles, si no no elegiríamos las optativas del profe guay que te aprueba con un trabajo en vez del señor de 70 años que te hace bukake en el examen.1
Y en esta línea también ocurre lo contrario. El nivel de la ESO y el bachillerato es absolutamente mediocre. Un servidor se quedó a un par de décimas del Premio Extraordinario en Bachillerato habiendo estudiado sólo una hora el día de antes para cada examen. ¿Soy superdotado? Sólo de cintura para abajo, en la universidad estoy por debajo de la mediana en inteligencia y me han dado más duro que a la rumana que Torbe ofrecía como premio en su torneo de ping-pong.
Así pues, es imperativo ofrecer la posibilidad a los niños listos de escapar de este infierno. Subamos todas las clases a Internet y dejemos que todo el mundo pueda cursar exámenes de acceso a cualquier curso.
Granjas ilegales de GPUs
Todo país que quiera estar en la cima debe atraer talento de fuera, pero España nunca lo logrará.
Hay un hilo famoso de Twitter en el que un científico noruego se queja del proceso de homologación del título de su mujer, que ha tardado varios años y le han pedido papeles que no sabían ni que existían.2 Por supuesto, estas cosas deberían mejorarse, pero una vez más, asumamos que España simplemente no va a atraer mucho talento.
Por suerte existe una solución: especializarse en mercados negros, donde otros países “legales” no podrán atraer talento.
Y aquí el candidato es claro: España debería emprender un gran proyecto de inversión pública en granjas de GPUs. Las tarjetas gráficas son las nuevas pajitas de plástico, un producto apestado a nivel global por las locuras megalómanas de un colgao’ que quiere bombardear con nukes los centros de análisis de datos (esto último no forma parte de la comedia del artículo).
Debido al inmenso potencial de la Inteligencia Artificial y al incomprensible esfuerzo de EEUU y Europa por cargársela, España debe alzarse como un paraíso fiscal de ingenieros informáticos y data scientists.
Esto no acaba aquí. En su día España tenía una potente industria armamentística que se fue descomponiendo por varios factores, entre ellos que fabricábamos bombas, minas y munición que “atentaban contra los derechos humanos.” Como en Ucrania hemos visto que hay gente contra cuyos derechos humanos está bien atentar y ya son unos cuantos los rusos que han muerto por bombas de racimo (bien), queda probado que esto es una tontería y que existe un amplio mercado para reindustrializar España3 con alto valor añadido.
Además sabemos que la política industrial consistente en invertir en defensa es casi la única que funciona. No vamos a poder abrir una fábrica de semiconductores en Calamocha, pero no tenemos por qué competir ahí.
Contaminemos mucho
Españita emite el 0.6(3)% del CO2 que echamos todo el globo a la atmósfera cada año.
Es absurdo que hagamos sacrificios para contaminar menos. “¿Pero y si todo el mundo pensara como tú?” es una crítica terrible porque lo que hagamos nosotros va a tener -3 influencia en lo que hagan otros.
Urge acabar con la subasta de derechos de emisión de CO2 a 80 pavos la tonelada, los estudios de impacto ecológico que retrasan durante años las nuevas infraestructuras (salvo los que afecten a fuentes de ingresos locales, como en la Manga del Mar Menor) y, obviamente, deberíamos volvernos una potencia petrolera con el fracking en Canarias y Aragón.
Ah, y no hace falta decir que también deberíamos ser un paraíso fiscal de emisiones para otros países. Por algún lado hay que ganar competitividad.
Esto no quiere decir que haya que dejar la industria eco-sostenible: los vehículos eléctricos terminarán imponiéndose a los de combustión por pura eficiencia económica, al igual que las renovables. Pero hoy no es ese día, y no hay ninguna contradicción entre tener el aire más sucio que la gorra de un aparcacoches y ser una potencia innovadora en la energía del futuro.
Expropien a la boomercracia
España tiene tres grandes problemas: mucho paro y trabajos precarios, alquileres disparados y pensiones insostenibles. Las tres son culpa de nuestros mayores:
Los yayos están hiperprotegidos en sus puestos de trabajo porque a un empleador se le hace más caro despedir contra más tiempo lleven en la empresa, así que despiden antes al recién graduado con matrícula de honor que al viejo que lleva 50 años calentando la silla sin saber usar el Excel.
En España la gente ha ahorrado e invertido en vivienda, por lo que los boomers no quieren que el precio de la misma baje y se lleve sus ahorros. Por este motivo, y dado que son una potencia electoral hegemónica, socialistas de todos los partidos *guiño prohíben construir con unas leyes draconianas sobre el suelo y los límites de altura.
Sobre las pensiones no creo que tenga que desarrollar:
Seguro que al lector se le han ocurrido muchas soluciones como la mochila austríaca o alguna proclama radical como “en mi propiedad debería poder construir lo que me salga de los huevos, al menos mientras no joda a otros”.
Pero seamos sinceros, no van a funcionar. Y no funcionarán porque nunca se llevarán a cabo: la boomercracia es demasiado poderosa. A los viejos les encanta votar, son muchos y a pesar de no saber usar un smartphone están brutalmente organizados.
Por este motivo la solución es una revolución violenta y no democrática. Deberíamos empezar por levantar una leyenda negra: la posguerra nunca existió, esta gente nunca pasó hambre, los trabajos de minero eran en Minecraft, etc.
El resto no lo puedo desarrollar por motivos legales, pero os hacéis una idea.
Restrinjan el voto femenino
Tras la legalización del voto femenino en EEUU el peso del Estado (i.e. impuestos y gasto público)4 se disparó:
Esto no es raro. Según Garrett Jones5 la gente, cuando vota, hace que su país sea un poco más como él, y las mujeres se preocupan mucho más por la salud y esas cosas, aunque tengan rendimientos marginales absolutamente deficientes.
Cualquier mecanismo de ajuste fiscal que no tenga en cuenta los incentivos políticos a abandonar las políticas óptimas está condenado al fracaso.
Todo sea dicho, la medida no tiene por qué ser tan drástica. Es posible, aunque no puedo probarlo con la confianza que me gustaría y un post satírico no va a hacerme trabajar tanto, que bastara con prohibir votar a las mujeres solteras.
Esto por el lado de los electores, ¿y los elegidos? Mucha gente cree que en España los partidos nacionalistas están sobrerrepresentados por la Ley Dont (se escribe D’ Hont), pero esto es una gilipollez, así que no lo tocaré.
Donde sí puedo hacer un comentario es en la edad de los electores. Todos los congresistas (que fácilmente podrían reducirse a 2 por partido) deberían tener más de 70 años, y a poder ser cierta predisposición al tartamudeo. La idea es que en las ya de por sí soporíferas sesiones del Congreso no haya ni un sólo momento digno de salir en un telediario. Además podemos estar tranquilos, prácticamente ninguno de estos yayos sabrá usar Twitter. Preveo que esta sencilla medida reducirá la polarización política al menos a 1/4 de su valor actual.
Por cierto, el lector podría preguntarse en este momento si no sería más eficiente limitar la participación en la fiesta de la democracia a la gente que es receptora neta de subsidios. Ciertamente, esta idea tiene un gran atractivo teórico, pero no parece ser particularmente relevante:
En la práctica, sin embargo, las consecuencias fiscales de extender el derecho de voto a personas de bajos ingresos han sido mucho menos dramáticas de lo que temían Ireton, Babbage y muchos otros, o al menos parecen haber ocurrido con tal retraso que resulta difícil detectarlas. En 1900, por ejemplo, la tasa promedio máxima del impuesto sobre la renta era, si acaso, ligeramente más baja en las democracias que en otros lugares. […] El regreso del impuesto sobre la renta británico ocurrió sugestivamente poco después de la Ley de Reforma de 1832, que amplió el derecho de voto; y entre 1867 (la segunda ley de reforma) y 1913, la proporción de impuestos directos en los ingresos totales se cuadruplicó. Pero estos desarrollos estaban lejos de ser revolucionarios. En Gran Bretaña, la tasa máxima del impuesto sobre la renta, que era del 2.9 por ciento en su (re)introducción en 1842, seguía siendo solo del 5 por ciento en 1908—más de 20 años después de la ley de reforma de 1884 que otorgó el derecho de voto a alrededor de dos tercios de los hombres adultos. Incluso después del Presupuesto del Pueblo de 1909, era solo del 8.3 por ciento.
-Rebellion, Rascals and Revenue, pg. 61
Por cierto, podéis profundizar en la enorme sabiduría de este libro en este otro post que escribí:
Acuñen moneda con la cara de Rajoy
Nuestras monedas y billetes son bastante feos, yo propongo poner la cara de Rajoy en todas, con sus mejores frases. El billete de 50 podría ser “Me gustan los catalanes, hacen cosas” y el de 200 la del vecino y el alcalde.
Por supuesto, todo esto es una fachada. El verdadero objetivo es usar este dinero conmemorativo para imprimir otra vez billetes de 500 euros (incluso más) y revitalizar la economía sumergida sin que Bruselas se de cuenta. Dicho lo cual, pasemos al siguiente punto.
Chantajeen a Europa + patrón 1/uranio
España tiene un gran punto a su favor, a unos subnormales con mucho dinero se les ocurrió que sería buena idea compartir moneda con nosotros, además de meternos en organismos donde las decisiones importantes se toman por unanimidad.
Deberíamos explotar esto al máximo, chantajeando a nuestros vecinos con llevar al Viejo Continente a una recesión si los holandeses no apoquinan. ¿Es de ser un cabrón? Por supuesto. ¿Y?
El problema, claro, sería que no se tragaran el farol y nos expulsaran, lo que nos convertiría en Argentina en, aproximadamente, una semana y tres días.
En este caso no habría nada que hacer. Habríamos perdido. Pero podríamos minimizar las bajas.
En vez de confiar en los políticos españoles (quienes la mitad seguramente se sacaron el DNI a la segunda) para gestionar la Neo-peseta, nuestro país debería adoptar el patrón 1/uranio.
Mediante este sistema monetario el dinero estaría respaldado en barriles de uranio almacenados en el Banco Central (idealmente haríamos como Hamilton y levantaríamos 12 bancos centrales6 diferentes y en competencia, pero no es cuestión de escribir en este post más de 4 líneas en serio). El valor del dinero dependería de la inversa de cantidad de uranio, de tal manera que por la desintegración natural tendríamos una oferta monetaria creciente pero previsible.
La curva de crecimiento es ideal. Bitcoin llega a una cantidad fija, lo cual es absolutamente desastroso. Milton Friedman proponía un crecimiento lineal, pero esto tiene serios problemas. En su lugar aquí tendríamos una gran oferta monetaria los primeros años, donde debido a nuestra pobreza pero también al éxito las mediadas aquí propuestas más demanda de dinero habría. En cambio por la exponencial decreciente llegaría un momento que el crecimiento de la oferta monetaria sería básicamente estanca, coincidiendo con un estancamiento económico típico de los países ricos.
En este momento habrá que esperar a la próxima revolución industrial para permitir minar más uranio o cambiar radicalmente el patrón monetario.
Traigan a muchos chinos
Aquí no hoy mucho desarrollo. A pesar de vivir en un shithole,7 los chinos (cuando pueden) votan bien y traen prosperidad allá donde van.
Así pues, vayamos a la China rural y traigámonos a unos cuantos millones de mandarines.8 Además nunca he conocido a una persona que haya tenido problemas con un chino.
Si miras de dónde viene la gente de una población en el presente y te fijas en su nivel civilizatorio hace 500 años vas a poder predecir 2/3 de los ingresos presentes. Y los Chinos puntúan muy alto en su nivel civilizatorio hace 500 años.
Claro, la propia China es una excepción a esta regla, pero este accidente histórico no es demasiado difícil de explicar (comunismo!!!! y otras cosas más complejas).
Esta medida también sería extensible a los indios, aunque en menor media. Aunque el “en menor medida” es rebatible ya que podría beneficiarnos mucho por otra vía distinta: facilitando el comercio entre España y la India. España a día de hoy depende mucho de Europa y exporta muy poco a las próximas grandes potencias globales, solucionar esto es un must.9
Aunque hay otra gran propuesta migratoria. Racional, moderada y de consenso.
Dejemos entrar a los inmigrantes a cambio de que los africanos y originarios de Oriente Medio se esterilicen voluntariamente.
Esta política es perfectamente defendible tanto por izquierdas como derechas. Para la izquierda:
Ayuda a emigrar a millones de personas, mejorando su situación y disminuyendo la desigualdad global
Reduce la población, disminuyendo la presión sobre los recursos naturales y ayudando en la lucha contra el cambio climático
Evita que se propague por Occidente una cultura anti-feminista y abiertamente reaccionaria
Y para la derecha:
Menos moros
No hay amenazas para la “cultura española”
Mano de obra barata que ni siquiera se tomará baja por paternidad
Y, aunque no sea intuitivo, el aumento de la criminalidad sería básicamente nulo porque son los inmigrantes de segunda generación los que cometen delitos:
Programa de gestación subrogada masivo
España tiene un serio problema de natalidad. Necesitamos más niños.
¿Problema?
La gente no quiere tener hijos (sí, no quiere, no es que no pueda, N-O Q-U-I-E-R-E).
Por suerte, existe una solución: emprendamos un gran programa público de gestación subrogada.
La cosa iría tal que así. Sabemos que los programas de fomento a la natalidad funcionan muy mal, según este informe el cabrón de Orbán se gastó el 5% de su PIB (!) para apenas cambiar la tendencia de nacimientos, y muchos de esos niños habrían nacido igual sólo que más tarde.
Otros trabajos más optimistas dicen que el dinero sí funciona para hacer bebés, pero sólo si lo haces muy, muy, muy a lo bestia:
En el extremo, podemos calcular cuán grande debería ser un programa necesario para elevar las tasas de natalidad en Estados Unidos al nivel de reemplazo, alrededor de 2.07 hijos nacidos por mujer. En 2020, la tasa de fertilidad total probablemente estuvo alrededor de 1.71 hijos por mujer. Por lo tanto, para alcanzar 2.07, necesitaríamos un aumento del 21% en las tasas de natalidad. Para lograr esto, sería necesario que el valor presente de los beneficios para niños aumentara entre un 52% y un 400% del ingreso del hogar. Para la mujer promedio, esto significaría proporcionar un beneficio para niños durante los primeros 18 años de la vida de un niño, con un valor aproximado de $5,300 por año, además de los beneficios actualmente proporcionados, con un rango que va desde $2,800 más por año hasta $23,000 más por año.
Sea como fuere, hay una forma mucho más económica de aumentar la natalidad: pagar a mujeres pobres para que gesten a nuestros hijos. Y por suerte para nosotros y por desgracia para todos los demás, si hay algo de lo que hay en abundancia en este mundo gitano es gente pobre.
Pongámonos en un caso optimista en el que un 1% del PIB en políticas tradicionales de natalidad impulsen la tasa de natalidad en un 1%, entonces un programa que use a mujeres ucranianas a 40k/hijo podría darnos 250.000 niños al año.
A ojo de buen cubero, este programa nos daría 10 veces más hijos que las paguitas de Hungría, por 5 veces menos dinero. Not bad!
Y por supuesto, esta cifra puede mejorarse mucho. Ucrania es famosa por la gestación subrogada, pero esto es debido a un accidente histórico en el que han sido generosos con la legislación, usar a mujeres africanas sería mucho más efectivo, en torno a un orden de magnitud más.
Claro, habría que traer a estas mujeres a España y mantenerlas porque no podemos confiar nuestros hijos a un embarazo en las condiciones en las que esas mujeres viven, pero aún así estamos hablando de un programa extremadamente barato, fácilmente 10k/hijo.
¿Y cómo los criamos? Esa es la gran pregunta. Mi primera intuición es macro-orfanatos con un gran uso de la Inteligencia Artificial para hacer de figura paterna. Soy plenamente consciente de que esto podría salir bastante mal, así que habría que ser cuidadoso y usar embriones con una genética muy predispuesta al éxito, quizás mediante edición genética (aunque dado que la inteligencia y el saber estar son en gran parte heredables, no haría falta).
Aunque estos niños estuvieran una desviación estándar por debajo en ingresos respecto a los niños normales, este programa se paga sólo en muy pocos años en cuanto empiecen a trabajar.
“¿Pe-pero cómo puedes hacerle algo tan horrible a unos niños inocentes?” —joder, peor será no haber nacido. Y sí se arrepienten de eso pues es fácil de solucionar.
En resumidas cuentas: necesitamos gente, los españoles no vamos a tener más hijos y si queremos inmigración van a venir magrebíes sin estudios, no ingenieros alemanes, así que la solución es pagar a gente muy pobre para que lleven a cabo el embarazo (lo cuál también será positivo para ellas, claro) y estrujarnos los sesos para criarlos de tal forma que se vuelvan mínimamente útiles para la sociedad.
No podemos dejarle todo el trabajo a McDonald’s.
Vale, ¿y qué más?
Para que España sea un país realmente exitoso habría que ejecutar muchas más reformas, claro.
Volver a diseñar edificios to’ guapos, sin sacrificar los rascacielos de 200 plantas en el centro de Barcelona, sería un gran paso adelante, aunque por debajo en importancia de las medidas que he propuesto. Scott Alexander propone por aquí:
Una organización de protección del Art Nouveau haría lo siguiente:
Hablaría con arquitectos, urbanistas, empresas de construcción y clientes finales para identificar las principales barreras que enfrentan los estilos arquitectónicos más antiguos.
Crearía un directorio de personas interesadas en estos estilos, de manera que un cliente que desee un edificio más ornamentado pueda encontrar fácilmente a un arquitecto que lo diseñe y a artesanos que lo construyan.
Financiaría becas para ayudar a artistas y arquitectos a aprender los estilos arquitectónicos antiguos y promovería su trabajo.
Si los problemas regulatorios representan un obstáculo importante, se buscarían las jurisdicciones más amigables y las mejores estrategias para cambiar las regulaciones, y se realizaría cabildeo.
Si los problemas de costos son el principal impedimento, se exploraría si la impresión en 3D, economías de escala o materiales novedosos pueden reducir los precios.
Si todo esto resulta demasiado ambicioso, se elaboraría una hoja de ruta para comenzar con victorias pequeñas y alcanzables y avanzar hacia proyectos más grandes. Por ejemplo, tal vez se podría empezar produciendo muebles de estilo Art Nouveau que todos desean en sus listas de Pinterest antes de resignarse y comprar en IKEA. Si esto funciona, se podría aprovechar lo aprendido y la publicidad obtenida para abordar objetivos más grandes.
Existen otras medidas no-brainer, como desgravaciones fiscales del 100% para la gente que venda done sus órganos, cosa que en Irán funciona muy bien para hacer un poco más ricos a los pobres y… salvar miles de vidas, lo cuál está bastante bien.
Volviendo con Scott Alexander, hay que admitir que el tío es un genio y tiene otras grandes propuestas por aquí, pero lamento que la mayoría no son particularmente aplicables para España (como nombrar monarca a Donald Trump —no por lo que crees):
Dicho esto, hay una muy rescatable: resucitar la liturgia ateniense.
Por liturgia no nos estamos refiriendo a algo relacionado con ir a misa, sino con un sistema ateniense para financiar bienes públicos en el que el Estado pide a la gente más rica dinero, por su honor; y si nadie se ofrece entonces toma dinero por la fuerza entre los ricos que hayan sido menos colaborativos con liturgias anteriores.
Como forma de financiar los bienes públicos no está mal, aunque yo seguiré prefiriendo los Dominant Assurance Contracts de Alex Tabarrok, obviamente acompañados de un régimen futárquico a la Robin Hanson (aka. democracia de mercado) que controle el gasto público.
Podría extenderme mucho más, pero el post ya está quedando largo y lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Espero que hayáis disfrutado la lectura y apliquéis eso de que “entre broma y broma la verdad asoma”.
Bryan Caplan, The Case Against Education, resumen y mini-debate aquí entre Tyler Cowen y Alex Tabarrok.
Sry, no lo he encontrado.
Notará el lector la falta de otras alusiones a reindustrializar España de una manera más tradicional. El motivo es obvio, que nadie quiere trabajar en las fábricas porque eso son cosas de pobres. Reindustrializar = empobrecer.
y hoy, el déficit.
El ejemplo concreto del voto femenino junto al resto de su teoría se encuentra en su libro The Culture Transplant.
Sobre esto, el curso de Perry G Mehrling
ya me jodería vivir en una dictadura brutal que le prohíbe jugar a la play a los niños (aunque no parece que lo hayan conseguido) para luego estar en la media mundial de renta.
Sí, ya sé que los mandarines eran los funcionarios imperiales.
Os pasaría la ponencia de JFV en la que trata el tema pero la Rafael del Pino tiene la manía de llamar igual a todas sus conferencias, y no voy a buscar cuál es la buena.
Post increíble, mi primo y yo nos hemos partido en el Taco Bell, sigue subiendo post con estas formas. Y como economista, te compro todas las medidas, sinceramente; trataré de cambiar las formas cuando exponga el contenido del post en la Facultad.
Que pena que publiques tan poco.