Eso no es verdadera libertad
Quien dijo que el lenguaje está para entenderse claramente no tenía cuenta en Twitter
Mirad este vídeo, son apenas 50 segundos:
Bien, estamos todos de acuerdo en que es una burrada, ¿no? Es cierto que los españoles ponemos el acento en sílabas distintas para distinguir los letreros de las mafias -desconozco si no se hace así en algún otro país hispano- pero eso no exime a la ¿periodista? de no deducir por el contexto a lo que el hombre se refiere, a pesar de ser obvio e inequívoco.
Por algún motivo cuando se discute sobre la libertad escenas idénticas a esta no son objeto de risas por parte del público, sino profundas reflexiones sobre la naturaleza humana. Si el lenguaje sirve para entendernos discutir sobre el significado de las palabras, cuando ambos interlocutores conocen perfectamente a qué se está refiriendo cada uno, es uno de los actos de deshonestidad intelectual más flagrantes (que no fragrantes, esos son actos que huelen bien).
La discusión habitual
La cosa suele ir más o menos así:
Algún liberal -persona a favor de los impuestos bajos, la eliminación de regulaciones, etc. No me vengáis con un patriota decimonónico1- dice de manera más o menos explícita que cierta política, un subsidio a la natalidad nos vale, atenta contra la libertad (requiere del uso de la violencia no de legítima defensa para cobrar a unos para luego dárselo a otros).
Algún otro, favorable a dicha política, sabe que decir “yo estoy en contra de la libertad en ciertos casos” (como *casi todo el mundo) está mal visto y opta por esgrimir un argumento tal que: “¿qué libertad tiene un sintecho?” o algo parecido.
Los dos se enzarzan en una discusión sobre qué significa la libertad, el tema original se pierde y por supuesto no llegan a ningún acuerdo.
Obviamente están hablando de cosas distintas. El liberal defiende (principalmente) la llamada libertad negativa -el derecho a que los demás no te hagan algo, como agredirte- mientras que otros defienden la llamada libertad positiva -el derecho a que los demás (para ellos es deber) sí hagan algo por ti, como darte cosas gratis.
Los dos son conceptos legítimos, pero obviamente distintos. Confundirlos (¡intencionalmente además!) es una burrada al nivel de la periodista de los carteles. Si alguien dice que x política viola la libertad de alguien y a ti la política te gusta tienes tres opciones:
Aceptar que por mucho que te guste x política debes respetar los derechos de los demás, y ella atenta contra los mismos.
Demostrar de alguna manera que esa política en verdad no viola ningún derecho negativo. Por ejemplo el Imperio Británico limitó enormemente la redistribución de comida2 en las hambrunas en la India bajo argumentos liberales de respeto a la propiedad privada. Una redistribución forzosa aparentemente violaría tales derechos, aunque si indagamos en cómo las castas altas obtuvieron tales cantidades de comida vemos que lo hicieron mediante violaciones de derechos ajenos, luego una redistribución ya no sólo sería legítima, sino una reparación de obligada justicia.
Aceptar que a veces es legítimo violar la libertad de los demás. Claro, no vale con aceptarlo; tienes que demostrarlo de alguna manera. Dentro de la deontología es complicado, en el utilitarismo uno podría encontrar una posición más favorable, aunque entonces te tocaría defender que (1) esa política cumple con criterios utilitaristas y (2) el utilitarismo es preferible a la deontología, en ese caso al menos.
El autor anarquista Michael Huemer3 da buenos argumentos consecuencialistas a favor de algunas políticas en su libro “El problema de la autoridad política”, defendiendo esta visión como el mejor ataque al anarquismo -aunque capaz de legitimar sólo un estado mínimo y bajo algunas premisas que deben comprobarse verdaderas de forma empírica. Tanto R. Barnett como Nozick o Hayek defienden, en mayor o menor grado, argumentos similares, pero todos ellos admiten lo evidente: que esas políticas sí violan la libertad de alguien. Muerden la bala4, no tratan de endulzar la situación.
Ojo, un inciso. No hay que confundir usar la misma palabra para referirse a dos cosas distintas con tener distintas justificaciones para la misma cosa. Tanto Huemer como Barnett o Freiman defienden cosas muy parecidas aunque sus justificaciones sean completamente distintas (intuicionismo ético, iusnaturalismo -no en el sentido en el que suele usarse esta palabra- y utilitarismo, respectivamente). Quizás alguno esté equivocado (opino que la visión utilitarista radical de Freiman está equivocada, por ejemplo) pero es un debate distinto al que tratamos en este post.
¿Cuándo alguien es libre?
Aunque creo que mi punto ha sido lo suficientemente claro, démosle otra vuelta. No estoy diciendo que el debate entre libertad negativa y positiva sea estéril. De hecho es probablemente el más importante en la ética política. Mi crítica es a los razonamientos tales que:
1/ Defiendes la gente debe ser libre
2/ Para ser libre la gente necesita cierto nivel de ingresos
_____________________________________
Ergo debes defender la obligación de dar dinero a los que no tienen ingresos
Fíjese que en el párrafo anterior he explicitado que “Mi crítica es a los razonamientos”, no a la consecuencia. Hay buenos argumentos -principalmente utilitaristas- para defender cierta redistribución de renta, el anterior no es uno de ellos.
Podría terminar aquí y ya sería un post decente. Podría añadir una extensa lista de filósofos -y algún que otro dictador5- a lo largo de la historia defendiendo distintas acepciones de libertad y peleándose entre ellos por ver cuál es la verdadera y quedaría un post mucho más rico. No lo voy a hacer porque es un tema que nunca me ha interesado, aunque no quiero dejar de comentar el concepto de “cadenas de oro” que maneja la filosofía republicana (no tiene nada que ver con el debate sobre la monarquía) y bajo el cual Cristiano Ronaldo carece de libertad por depender su salario de terceras personas de manera explícita -supongamos por el bien de la comedia y sin perder generalidad que su único ingreso fuera el fútbol y las campañas publicitarias-. Recomiendo este debate sobre la renta básica universal en el que se tratan muchos de estos temas:
De todas formas permitidme un último comentario sobre la libertad positiva, saliéndome un poco del tema de este post, ¿qué defienden exactamente? Lo pregunto porque aparentemente las diferencias entre liberales no anarquistas y estatistas no es sólo cuestión de grado, me explico:
Suficiencia material como condición suficiente: diría que nadie defiende esto de verdad, aunque es la única consecuencia lógica que se puede desprender de los comentarios de muchos críticos poco formados del liberalismo. Bajo esta concepción un esclavo bien alimentado es más libre que un sintecho. Es más, secuestrar a un sintecho, encadenarlo en tu sótano y darle de comer se vería como un acto de liberación.
Suficiencia material como condición necesaria: ésta sería la visión más extendida, aunque suele argumentarse de manera regular. Quiero decir, si la suficiencia material es necesaria por cojones violar la libertad negativa de alguien para garantizarla también lo es. Quien defienda esta postura no puede defender la libertad negativa de forma íntegra, así que también tiene que argumentar por qué es legítimo violarla. Si en el debate anterior alguien saca esta postura a relucir no está diciendo nada porque igualmente tiene que refutar al liberal su primer punto.
Sin embargo las diferencias no acaban aquí. “Libertad política” es un término comúnmente usado para referirse la calidad democrática de un Estado. Algún que otro despistado saca el debate del libre albedrío cuando se está discutiendo el techo de déficit. Un marxista defenderá que la liberta depende de si posees o no medios de producción -igualmente de forma tanto necesaria o suficiente, a gusto del autor-, y un republicano (de nuevo, republicano por la República Romana, no un estado sin monarca) algo parecido pero más general. Un ejemplo:
[S]on las aportaciones importantes de la moderna teoría política del republicanismo, la primera que la libertad para los republicanos consiste en no ser dominado por otros frente a la idea liberal que ve la libertad únicamente como el hecho de que no haya nada que interfiera en nuestra vida. […]
En la tradición puramente liberal la libertad es entendida de una manera pasiva como no interferencia porque el Estado es visto como una maquinaria ajena al funcionamiento social y en contradicción con él, ya que los ciudadanos son como átomos existentes individualmente y sin nada que los vincule entre sí. Al entender la libertad como no dominación lo que se quiere subrayar es que lo más importante para ser libre no es evitar la acción de cualquier fuerza exterior a la voluntad individual, sino la propia posición de los ciudadanos ante la acción de ese sistema de fuerzas. Visto así, las fuerzas que desde la sociedad intentan condicionar las conductas individuales pueden suponer interferencias arbitrarias y no arbitrarias. Lo que hay que evitar es la posibilidad interferencia arbitraria, es decir, la que es producto del capricho de los que se hallan en una posición de dominio, aunque decidieran ser benevolentes y no interferir.6
Dejando de lado la habitual gilipollez del atomismo7 (¿hay algún liberal que haya defendido su postura argumentando que no hay nada que vincule a la gente entre sí?) esta cita me sirve para ilustrar tres cosas:
La obsesión por discutir la palabra “libertad” en vez de usar palabras distintas para conceptos distintos. A favor de los republicanos he de decir que al menos suelen adjetivarla (“libertad republicana”) para evitar malentendidos. Les honra.
Una defensa bien articulada y sin contradicciones de la legitimidad del Estado para actuar. ¿Errónea? Sí, pero da una fórmula inequívoca para calificar a alguien de libre o no, al contrario de quienes defienden -de manera implícita, por lo general- la libertad negativa y positiva de manera simultánea.
Lo tremendamente clara que es la “definición liberal de libertad” frente a lo abstracta que es la republicana. Esto no es necesariamente un punto a favor del liberalismo, que algo sea más simple no lo hace mejor. Pero no deja de fascinarme cuánto adorno deben sus oponentes añadir a sus textos. Venga va, ¿sabríais decir de una primera leída y sin más desarrollo qué significa “Al entender la libertad como no dominación lo que se quiere subrayar es que lo más importante para ser libre no es evitar la acción de cualquier fuerza exterior a la voluntad individual sino la propia posición de los ciudadanos ante la acción de ese sistema de fuerzas.”?
Conclusión
Si quieres atacar un argumento tienes tres opciones, demuestras que se ha usado mal la lógica en dicha argumentación, niegas la veracidad de las premisas o partes de otras premisas verdaderas y llegas a una conclusión opuesta mediante un buen desarrollo lógico. Este tercer punto es una forma indirecta de demostrar que la argumentación rival fallaba en al menos uno de los das dos primeras opciones.
Si alguien os dice algo así como que la gratuidad del transporte público viola la libertad de los que no lo utilizan, viéndose forzados a pagar a los que sí so pena de cárcel; no respondáis algo como “¿y qué libertad tienen aquellos desposeídos de vehículo propio?”. Esa frase no significa nada. No aporta el más mínimo valor. Hacedlo de frente, vuestro interlocutor os lo agradecerá y los dos estaréis más cerca de la verdad (me niego a escribir “verdad” con mayúscula). Demostrad, mediante una teoría ética que los dos podáis mínimamente compartir, que violar la libertad en ese caso es legítimo. Si podéis, claro.
Otro ejemplo de lo que pretendo ilustrar en este post está en aquellos que critican a los liberales actuales por tener ideas distintas a los liberales decimonónicos, como los que podemos encontrar en Cádiz en 1812.
El lector atento habrá notado que el uso del término “anarquista” en vez de “anarcocapitalista” podría, o no, ser otro ejemplo de usar el lenguaje para levantar debates que poco tienen que ver con el tema central.
“Bite the bullet” es la expersión que suele usarse en filosofía cuando aceptas como verdadero o bueno algo intuitivamente falso o malo. Muy común en los escritos utilitaristas: “¿Entonces admites que matar a un inocente para salvar con sus órganos a 5 personas es algo bueno? Sí, muerdo la bala.”
Lenin al menos fue honesto cuando pronunció su famoso “¿Libertad para qué?”. Ese es el tipo de actitud que todos deberían tener.
https://rebelion.org/la-libertad-republicana/
Al menos no ha sacado a relucir las mónadas de Leibnitz, punto sobre los materialistas filosóficos.
Muy buen artículo. El anterior también me gustó mucho, sin duda, la competencia perfecta no es la competencia. Vamos con algún comentario breve xDD:
1. Es cierto que el liberalismo es una filosofía política que se fundamenta en una ética deontológica (por ejemplo, una máxima muy potente es que las relaciones voluntarias son mejores que las no consentidas), pero también puede haber un núcleo consecuencialista en su seno. ¿Cuál es el objetivo último de la estructura de derechos del liberalismo? Garantizar la coexistencia pacífica de las personas. Al fin y al cabo, el liberalismo tiene su origen en un contexto muy determinado: las guerras de religión.
2. Soy bastante fan de la microética de Caplan y Huemer ( la búsqueda de principios generales a partir de casos sencillos e intuitivos) y la idea de que la libertad es una presunción, no un dogma apriorístico absoluto. No es imposible encontrar buenos argumentos que justifiquen una violación de los derechos individuales en determinadas circunstancias especiales.
3. La justificación del deber de auxilio de Huemer me pareció muy interesante. Aunque soy un firme defensor del derecho a discriminar, esto puede dar lugar a situaciones disparatadas. Supongamos que una persona de raza negra ha sufrido un accidente y su única alternativa es llevarlo a un hospital cuyo gerente se niega a atender a personas de raza negra. Creo que aquí el deber de auxilio está más que justificado porque la consecuencia inmediata y clara sería la muerte de la persona (y sin vida no hay esfera de libertad).
Por supuesto, el problema es el de siempre: su elasticidad o inconsistencia. Lo que empieza por un caso excepcional, acaba por una fuerte redistribución. ¡Pero ojo! Sobre el papel, la aplicación de los derechos individuales puede ser muy estricta. Ya te comenté que la servidumbre de paso es otro límite de índole consecuencialista para que el derecho de propiedad no suponga una enorme restricción de la capacidad de acción de un sujeto de derecho.
4. Cuando hablo de republicanismo, también tengo que aclarar que no me estoy refiriendo a que ZP sea el próximo jefe de Estado o al Partido Republicano de EEUU xD. El caso es que la jefatura del Estado es bastante irrelevante y lo que en verdad importa es la calidad del Estado de Derecho. ¿Monarquía o República? Me la pela un poco. ¿Limitación o habilitación del poder político? Esta es la pregunta correcta. En España el asunto de la jefatura de Estado se utiliza como mero pretexto para abrir un proceso constituyente y escribir una nueva carta a los reyes… magos.
Pero volviendo a la filosofía política, como dice Rallo, el principio de no dominación no implica otra cosa que te domine el Estado o el “pueblo”. Supongo que ya conoces este paper.
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/papa.12082
5. Algunas veces los liberales se refieren a la libertad como la esfera moral de acción legítima e inatacable (la dignidad intrínseca de la persona) y otras al principio de justicia que resuelve el conflicto entre dos esferas morales incompatibles ( el principio de no interferencia). Personalmente, prefiero este último concepto de libertad, dado que puede haber otros principios de justicia que resuelvan conflictos interpersonales, e incluso que sean superiores a la presunción de libertad en algunas circunstancias (de hecho, me resulta bastante sugerente el utilitarismo de metarreglas).
¿Pero cuál es esa esfera moral legítima sobre la que se aplica el principio de no interferencia? Es un asunto muy relevante y hay varias posibilidades:
- Una posibilidad consiste en que el dominio moral de cada persona sea completamente subjetivo, de tal modo que para algunos allanar la propiedad sería una intromisión no consentida, para otros que se utilice su imagen en contra de su voluntad, para otros recibir un piropo etc.
Esta alternativa presenta varios problemas importantes: unos costes operativos inconmensurables; el diferente “diámetro” de la esfera moral implica seguramente una vulneración de la simetría jurídica y el territorio moral individual tenderá a ser ultra expansivo porque prácticamente todo plan de acción sería susceptible de demandas judiciales (en concreto, los individuos más sensibles con las acciones (u omisiones) ajenas disfrutarán potencialmente de una mayor protección jurídica que los menos sensibles).
-Otra opción es la propietarista: el cuerpo y la propiedad constituyen el único ámbito de control exclusivo de la persona. Según este enfoque, la única fuente de conflicto es la escasez y el cuerpo y los medios materiales son escasos. El problema que veo a esta perspectiva es que no está demasiado claro cómo critica moralmente la esclavitud (un esclavo pude tener una buena integridad física) y que la escasez no es la única fuente de conflicto.
-Otra posibilidad se acerca más al liberalismo clásico y es la que habla Rallo en su libro: la esfera moral de la persona está constituida por su propiedad, su libertad personal y su autonomía contractual. Personalmente, yo incluiría a la vida ( la cuál se puede dividir en dos (sub)parcelas morales: integridad física e espiritual); la libertad personal o de acción me parece un poco redundante (la libertad es el propio respeto irrestricto y simétrico a la vida, propiedad y contratos de las demás personas, el respeto simétrico del espacio moral de los demás) y creo que la autonomía contractual se puede sustituir por algo más general como es el derecho de asociación ( al fin y al cabo, los contratos es uno de los muchos mecanismos para entablar una asociación).
Este punto se lo comenté a Rallo y me dijo que la libertad personal no es redundante porque, de nuevo, se puede legitimar la esclavitud respetando el derecho a la vida y a la propiedad. Pero, sin que hubiera respuesta por su parte, le dije que la esclavitud no respetaría el derecho de asociación y disociación. El caso es que sigo esperando algún ejemplo de conflicto que no involucre a estas tres parcelas morales ( vida, propiedad y asociación interpersonal).
-Asimismo, también puede haber algún problema a la hora de determinar la prioridad de estas parcelas morales que acabamos de mencionar. ¿Son todas iguales o hay una jerarquía?
Así, por ejemplo, si un individuo me insulta (invade mi honor o integridad espiritual) y yo le propino un puñetazo (invado su cuerpo o su integridad física) prevalecerá mi plan de acción porque atacó primero mi esfera moral. Pero también se puede afirmar que el cuerpo (la integridad física) es más relevante que el honor (la integridad espiritual) porque el daño sobre el cuerpo es prima facie más inhabilitante que recibir un insulto (el puñetazo me puede mandar al hospital, pero si me insultan puedo seguir con mi vida con solo ignorarlo). De tal modo que la persona insultada perderá fuerza moral para reclamar que se ha producido una interferencia no consentida.
En este sentido, parece evidente que para determinar el orden de prelación de parcelas de distinto valor se requerirá primero de otros principios informadores que complementen al principio de no interferencia, ya que este precepto jurídico es idóneo para dirimir problemas entre parcelas morales de igual valor, pero no tanto cuando su valor difiere.
Rallo me respondió que, en efecto, todo esto no es una cuestión baladí y que no hay una solución perfecta a priori y que dependería de la propia comunidad política, siempre y cuando se articule bajo unos principios generales liberales. Me parece lo más razonable.
6. Para terminar, ¿por qué a tantos físicos y matemáticos les gusta la economía? Supongo que os encanta encontrar regularidades en el caos xD.
Por cierto, me gustaría saber tu opinión (tal vez te estoy dando una idea para próximos artículos) sobre si crees que la economía no es una ciencia por sus problemas de replicabilidad y formalismo matemático, ni la escuela austriaca al basarse en el método lógico-deductivo, ni tampoco la teoría subjetiva del valor porque no cuantifica la utilidad.