Comprar votos no está mal, y si lo está no es por lo que crees
Este no es un post sobre el PSOE
Recientemente en España han saltado muchos casos de compra de votos. Uno muy relevante en Melilla y otros cuantos en pueblos perdidos de la mano de Dios. Para mi sorpresa los votos se compraban por 100-200 euros (yo vendí el mío en las elecciones pasadas por un kebab de 5 euros, 6 con la inflación), pero vamos a lo relevante.
Los responsables de estas tramas (la mayoría relacionados con el PSOE) deberían ir a prisión, pero no porque comprar votos esté mal. De hecho, ¿qué problema hay con la compra de votos? Es un trato entre dos partes, voluntario, y en el que ambas salen ganando.
¿Por qué votamos? Porque hay un sistema democrático que nos dirige, con el objetivo manifiesto de permitirnos llevar una buena vida en comunidad. Sin embargo, lo cierto es que la participación de cada uno en este sistema suele ser muy limitada, y mucha gente prefiere un dinerillo extra por su (virtualmente nula) probabilidad de cambiar las cosas. Esto es cierto en los dos escenarios posibles:
Vendes tu voto a un partido que te gusta: Supongamos que alguien te compra tu voto, pero tú ya ibas a votar a ese partido. Te callas. Quizás eso esté mal por «mentir» a una persona y aprovecharte de ella, pero creo que por lo demás hay pocas alegaciones que hacer. La democracia sigue igual que antes.
Vendes tu voto a un partido que no te gusta: Este es el caso que debería causar revuelo, cuando la compra de votos cambia las papeletas de la urna. Sin embargo, si aceptas vender tu voto es porque aunque no te guste lo que ese partido haya prometido hacer, lo que pierdes por ahí lo compensas y superas con el dinero que te llevas al bolsillo. Vaya, que puede que no quieras votar al PSOE, pero prefieres esos 200 euros en el bolsillo a (una virtualmente nula probabilidad más de que se lleven a cabo) las políticas que no te gustan.
Sé que a muchos lectores este punto les parece irrelevante, claro que las dos partes salen ganando1, el problema no está allí. Pero lo cierto es que las alegaciones que se dan son bastante flojas, y dan a entender que el problema no está «allí» porque no está en ningún sitio. Veamos:
Pueden llegar al poder malos partidos
Uno de los motivos por los que a mí puede molestarme que alguien esté comprando masivamente votos es porque podría llegar alguien al poder que no me guste.
Quizás haya un motivo objetivo para decir “este es un mal partido político”, pero entonces… ¡VOTARLO GRATIS ESTÁ IGUAL DE MAL! Este me parece un claro caso en el que un mercado empeora algo, pero no es la causa del mal. Esta es la tesis principal, por cierto, de Markets Without Limits de Jason Brenan y Peter Jawoski: que *ningún* mercado introduce «maldad» donde no la había antes, pero sí puede acrecentarla.
Un ejemplo claro es la pornografía infantil. ¿Está mal vender pornografía infantil? Claro. Pero el problema no está en la palabra “vender”, está en “pornografía infantil”. Lo malo es que eso exista, que luego haya un mercado puede incentivarlo y difundirlo, haciéndolo mucho peor, pero “regalar pornografía infantil” no parece que sea algo mucho mejor.
Luego, es posible que el partido que (o para el que se) esté comprando votos no te guste pero sea por algo más personal y menos objetivo. En ese caso no parece que tengas muchas quejas respecto a la parte de “comprar” el voto. Quizás puedas decir que ningún partido que no te gusta debería gobernarte, pero entonces tienes un problema con la democracia: no mezclemos temas.
Si tu problema está única y exclusivamente en que la compra de votos puede maximizar la probabilidad de que lleguen al poder «los otros» entonces deberías criticar la propaganda, los mítines, los carteles, incluso la belleza de los candidatos.
Es malversación de dinero público
Este es un razonamiento falaz. No he dicho que *toda* compra de votos sea moralmente aceptable, sino que existe *alguna* que sí lo es. Concretamente, las que (entre otras cosas) no usen dinero público. Por supuesto, tampoco favores una vez esté el otro en el poder.
Esto último, seamos sinceros, es millones de veces (no exagero) más relevante que la compra de votos. En España las elecciones las deciden básicamente los pensionistas, que cambian con mucha frecuencia su voto. A nivel municipal es muy común que las promesas incluyan dar licencias o trámites del estilo, normalmente de tapadillo pero tampoco mucho porque mientras el proceso sea legal tampoco estás haciendo nada malo.
En fin, centrémonos. ¿Está mal comprar manzanas? No. ¿Está mal comprarle una manzana a alguien que sabes que la ha robado, tras asesinar al dueño, violar a su mujer e hijas y prenderle fuego al perro? Sí. ¿Alguien diría por esto último que está mal comprar manzanas? No.
Pues eso.
Viola la idea de democracia
Sea lo que esto sea, probablemente sea cierto. ¿Y? Este tipo de comentarios parecen indicar que uno no debe votar a favor de sus intereses, sino de los de “la sociedad”.
Oye, yo tengo mucho respeto a la gente que piensa así. De verdad. Yo mismo estoy a favor de bajarle los impuestos a los ricos (pero no mucho), aunque eso a mí me perjudica. El motivo: pienso en lo que es justo, no en lo que me beneficia. Dicho lo cual, esto no puede convertirse en un estándar normativo, es simplemente demasiado costoso.
Como este es un post de improviso, escrito de golpe en unos 10 minutos, no voy a dar un sesudo razonamiento filosófico (como los que podéis encontrar aquí, aquí o aquí mismo), simplemente preguntaos: ¿hay alguien que realmente haga esto? Análogamente al caso anterior, aquí “compar el voto” estaría mal porque magnificaría otra cosa, la fuente del mal, como es el “no estás votando pensando en el bien común”. ¡PERO YO NO CONOZCO A CASI NADIE QUE HAGA ESO GRATIS!
Por supuesto, mucha gente cree que su partido es el mejor para la nación, ¿pero cuántos han dedicado tiempo a estudiar lo justo de economía, sociología, politología, economía y economía para estar seguros? ¿Es posible que sea un razonamiento a posteriori para justificar votar al partido que más te sube la pensión (eres jubilado)? Al final, si tu motivo para rechazar la compra de votos es este, vas a tener que echárselo en la cara al 95% de la población, no porque vendan su voto, sino porque no votan tras una reflexión activa, informada y sesuda sobre qué papeleta maximiza el bienestar de su vecino.
Esto último, por cierto, es completamente normal. Como he comentado ya un par de veces, tu voto tiene una probabilidad básicamente nula de cambiar unas elecciones, luego el coste de informarse para “votar bien” (si tal cosa es posible) es mucho mayor al beneficio. Esto es cierto aún contando el beneficio total no sobre ti, sino sobre tu país2. Si os interesa este punto, básicamente es uno de los argumentos de Bryan Caplan en The Myth of the Rational Voter.
Conclusión
Comprar votos no siempre está bien. De hecho es probable que casi nunca lo esté, pero no porque sea algo malo per sé, sino por una serie de circunstancias adicionales que no son intrínsecas del proceso. Esto se aplica a otros argumentos que no he tocado como “si está comprando votos en las elecciones es probable que sea alguien de moral laxa y al llegar al poder sea más corrupto que la media, así que no deberíamos apoyar algo que le haga llegar al poder” o algo así. Había escrito otra sección pero la dejo en una larga nota a pie de página3 porque era una fumada teórica sin apenas aplicación en el mundo real y quería que este post quedara corto.
También recalco que esto que escribo no tiene nada que ver con los casos que están saliendo a la luz en España ya que lo raro no sería que violaran alguna de las condiciones que hemos dado, sino que no las violasen todas4; sino que se trata de una mera reflexión filosófica de fondo.
Sobre este tema, el Tribunal Supremo de los EEUU5 se pronunció diciendo que:
[N]uestra tradición de pluralismo político se basa en parte en la expectativa de que los votantes persigan su bien individual a través del proceso político, y que la suma de estas búsquedas individuales promueva el bienestar colectivo. Mientras el beneficio esperado se logre a través de los procesos normales de gobierno, y no a través de algún acuerdo privado, siempre ha sido, y sigue siendo, una buena base para votar.
Yo no veo por qué lo segundo es necesariamente cierto, y los argumentos que me suelen dar son poco convincentes. Esta idea está muy bien, pero la democracia no es el mercado, aquí no hay cataláctica alguna. Es difícil pensar que cuando un jubilado vota para que le regalen el bono-bus en verdad está buscando el interés colectivo.
Creedme que el punto no está tan claro para la mayoría, sólo hay que ver los debates más mainstream sobre la prostitución o la gestación subrogada.
Tengo un artículo escrito, pero a día de escribir este post no publicado sobre el tema, más concretamente respeto a un capítulo de un libro de altruismo efectivo que consideraba que el valore esperado de un voto era de unos $10.000 si no recuerdo mal.
Título: El problema de la coordinación
Aquí se mezclan los dos puntos anteriores, pero antes permitidme un pequeño desvío. En la guía anti-libertarios de Scott Alexander hay un pasaje interesante:
La creencia libertaria normal es que no es necesario que el gobierno regule las prácticas empresariales éticas. Al fin y al cabo, si la gente se opone a algo que hace una empresa, la boicoteará, incentivando a la empresa a cambiar sus métodos o llevándola a una merecida bancarrota. Y si la gente no se opone, entonces no hay problema y el gobierno no debe intervenir.
Un examen detenido de los problemas de coordinación echa por tierra este argumento. Supongamos que Wanda's Widgets tiene un millón de clientes. Cada cliente le paga 100 dólares al año, lo que supone unos ingresos totales de 100 millones de dólares. Cada cliente prefiere Wanda a su competidor Wayland, que cobra 150 dólares por unos widgets de igual calidad. Supongamos ahora que Wanda's Widgets comete un acto horrible que le reporta 10 millones de dólares al año, pero que ofende a cada uno de sus millones de clientes.
No hay ningún incentivo para que un solo cliente boicotee Wanda's Widgets. Después de todo, el boicot de ese cliente le costará 50 dólares (tendrá que cambiar a Wayland) y supondrá una diferencia insignificante para Wanda (que sigue ganando 99.999.900 dólares de sus cien millones originales). El cliente se lleva un inconveniente importante, y a Wanda ni le importa ni deja de hacer su acto indeciblemente horrible (al fin y al cabo, le está dando 10 millones de dólares al año, y sólo le hace perder 100).
La única razón por la que a una clienta le interesaría boicotear es si creyera que otros cien mil clientes se unirían a ella. En ese caso, el boicot le estaría costando a Wanda más que los 10 millones de dólares que gana con su acto indescriptiblemente horrible, y ahora le interesa dejar de cometerlo. Sin embargo, a menos que cada boicoteadora crea que otras 99.999 se unirán a ella, se está incomodando a sí misma sin obtener ningún beneficio.
Por otra parte, si un cliente ofendido por las acciones de Wanda cree que otras 100.000 personas boicotearán a Wanda, entonces al cliente le interesa "desertar" del boicot y comprar los productos de Wanda. Al fin y al cabo, la clienta perderá dinero si compra los widgets más caros de Wayland, y esto es innecesario: los otros 100.000 boicoteadores harán cambiar de opinión a Wanda con o sin su participación.
Esto sugiere un "fallo de mercado" de los boicots, que parece confirmado por la experiencia. Sabemos que, a pesar de que muchas empresas hacen cosas muy controvertidas, ha habido muy pocos boicots que hayan tenido éxito. De hecho, pocos boicots, exitosos o no, llegan a las noticias, y el número de boicots exitosos parece mucho menor que la cantidad de indignación expresada por las acciones de las empresas.
La existencia de una regulación gubernamental resuelve este problema. Si más del 51% de la gente no está de acuerdo con el horrible acto de Wanda, no tienen que perder tiempo y dinero adivinando cuántos de ellos se unirán al boicot, y no tienen que preocuparse por no poder reclutar suficientes desertores para alcanzar una masa crítica. Simplemente votan para aprobar una ley que prohíba la acción.
TLDR: si una empresa (o candidato político) está haciendo algo mal, pero sigue siendo mejor que la competencia, es posible que no nos podamos coordinar para castigar ese comportamiento, lo cual nos deja fuera de un punto óptimo.
Con la compra de votos podría darse algo parecido. Un político malvado podría comprar los suficientes votos como para imponerse ante una competencia con menos músculo financiero (de hecho que los partidos reciban dinero público y el salario de los políticos sea tan absurdamente elevado se justifica diciendo que es para que los pobres no tengan desventajas), sin embargo hay una diferencia fundamental.
Incluso si un político consiguiera hacer eso (lo cual, seamos sinceros, sería casi imposible en cualquier circunscripción medianamente grande), los propios ciudadanos podrían organizarse sin problemas. En el caso de Scott la primera empresa es mejor que la competencia aún descontando las cosas malas que hace, pero en el de la compra de votos el problema sólo está si cambia el resultado electoral, esto es, si llega al poder el político malvado (cuando de manera natural no lo haría). En este caso la “satisfacción ciudadana total” es claramente negativa, a pesar de que unos pocos ciudadanos vean netamente positivo vender su voto.
Como esta situación tiene un valor total claramente menor basta conque los ciudadanos (en su mayoría favorables al político pobre) descuenten parte del valor esperado de que su candidato sea electo y pongan de su bolsillo para comprar votos ellos, cosa que será posible porque 1) estamos en el límite en el que los efectos de que los votos sean números discretos no es relevante (hay muchos votos, así que no ocurrirán efectos “de borde”) y 2) como ya hemos dicho, el valor total que dispone el político pobre para comprar votos es más alto que el del rico.
Podría seguir profundizando (esta solución que he planteado también tiene sus problemas, principalmente de información y lo ya comentado de que exige muchísimo de los votantes -que, por otro lado, si no tienen incentivos a hacerlo por algo será- por lo que en la vida real de darse este (prácticamente imposible) caso, estaremos ante algo más similar al caso de Scott en el que seguimos en la cima de la montaña, pero no en el pico más alto; a que nos hundamos en el más profundo valle (ie que no gane el político perfecto pero sí uno muy similar, tan sólo un poco peor). Comparando con todas las distorsiones que tiene la democracia para que lleguen al poder los peores (nuevamente léase a Caplan, aunque yo no lo he hecho xD directamente), esto me parece un efecto de risa.
Podéis seguir este punto leyendo este paper (que yo sólo he leído por encima).
La prohibición real de compra de votos protege a los votantes de sí mismos, de verse obligados por los los costes de organizar una coalición de bloqueo a aprobar propuestas que les individualmente peor. […] permite a los votantes buscar su beneficio particular a expensas de otros votantes mediante la organización colectiva y la representación legislativa.
Dicho esto, tengo serios problemas con las interpretaciones que buena parte de la derecha twittera está haciendo del caso, en particular de su relación con el voto por correo. He pasado bastante vergüenza ajena leyendo tweets.
Brown vs Hartlage
La guía anti-libertaria de Scott Alexander es pésima. La he leído por encima y es sin duda lo peor que ha escrito. Con lo bueno que es con otros análisis, se nota que aquí le ciega la ideología. El problema de coordinación que propone se soluciona con propiedad privada comunal. No hace falta dividir el lago en parcelas. Luego, con el extracto que compartes también discrepo. Que pocos boycotts han tenido suerte? Y todo el movimiento get woke go broke? Quizá no haya arruinado a muchas empresas, pero sí que les ha hecho sufrir pérdidas y cambiar su curso de acción. Los problemas de coordinación, sobre todo con internet, son más fáciles de solventar de lo que parece. Además, que no todo el mundo calcula el boycott o no en términos monetarios. Habrá quien lo haga independientemente de que la otra opción le salga más cara. Piensa en americanos que estén dispuestos a pagar 20 céntimos más por no ser asociados con Bud Light. Incluso los estarán que estén dispuestos a pagar el doble por una cuestión de estatus. O quizá lo que haya hecho la empresa no sea tan normalmente reprochable. Hay niveles. Igual no es 50€ más al año de reprochable porque apenas fue una falta. Pero si lo sería 10€. Hay una graduación y los agentes se coordinan mediante ese mágico orden emergente que parece que a Scott le cueste entender.